José M. Dolón García y José Hurtado Paredes.
Concejales de Los Verdes en el Ayuntamiento de Torrevieja
Hace más de 20 años que los concejales que actualmente conforman el Grupo Municipal Los Verdes en el Ayuntamiento de Torrevieja se opusieron frontalmente a la implantación de grandes superficies en nuestra ciudad si antes no se realizaba un estudio riguroso de su impacto en el pequeño comercio tradicional. El 12 de noviembre de 1992 José M. Dolón decía a través de los medios de comunicación, para quien lo quisiera oír, que el Alcalde del PP –Hernández Mateo- mentía cuando decía desconocer el proyecto de implantación del centro comercial Mercadona, puesto que tenía pleno conocimiento de los proyectos de ésta firma y de Continente (actual Carrefour) y era manifiesto, no sólo el malestar del pequeño y mediano comercio, sino que, decía el medio de comunicación, había reconocido incluso que ambas empresas habían aportado 34 millones de pesetas para reasfaltar varias calles sin contraprestaciones (noviembre de 1992). Posteriormente, en diciembre de 1992, el mismo medio se hacía eco del Pleno en el cual se volvía a denunciar la falta de transparencia y ausencia de información respecto a la implantación de Continente, aclarando que los famosos 34 millones se habían destinado a la construcción del tornavoz del recinto de las Eras de la Sal. (diciembre de 1992). En marzo de 1993 (cabe recordar que en plena crisis económica, aunque no tan grave como la actual) ya aparecían las primeras noticias de la probable organización de los molestos comerciantes ante la inminente implantación de Continente y Mercadona. El 24 de mayo de 1994 -sin la participación del bipartito de Orihuela y con una reunión previa del entonces Alcalde del PP, Hernández Mateo, con todo el comercio local para ofertar como solución la apertura de todos los establecimientos comerciales durante los domingos de los meses de julio y agosto, además de otros tres domingos en el transcurso del año-, habría sus puertas Continente con una superficie de venta de 7.500 metros, la más importante de la Vega Baja en aquellos momentos.
Simultáneamente, también nos oponíamos a la “criminalización” que, por parte de un amplio sector de los comerciantes, se había hecho del colectivo de vendedores del Paseo Vista Alegre y posteriormente del Paseo de La Libertad, así como a la del tradicional mercadillo de los viernes achacándoles toda suerte de males y mermas en el rendimiento y beneficios de sus negocios. Incluso tuvimos que recordar que, en aquel momento, el mercadillo de los viernes aportaba a las arcas municipales por la ocupación de la vía pública 130 millones de pesetas por los 2 millones del comercio local y los 30 del sector de hostelería. (octubre de 1994). Junto a estos datos, siempre dejábamos claro que el enemigo del pequeño comercio no era el comercio todavía más pequeño representado por aquellos que, pagando impuestos por su actividad, podían perfectamente ser considerados miembros de la misma familia de trabajadores por cuenta propia.
Por si esto fuera poco, se generó un serio problema de tráfico en los accesos a la nueva superficie, por la negligencia y pésima gestión del PP en el conjunto del proyecto al no exigir a la mercantil la asunción de la inversión de la redonda de acceso y salida desde la carretera Torrevieja-Crevillente, en aquellas fechas todavía sin desdoblar, conflicto que se solucionó gracias a la intervención del Gobierno Valenciano.
Aunque en 1996 ya se veía imparable la implantación sistemática de grandes superficies en Torrevieja y los Concejales hoy en Los Verdes así lo denunciábamos, una y mil veces se negó por parte de los ínclitos y respetabilísimos dirigentes del PP que hubiera intención alguna de implantar más superficies comerciales de las ya establecidas y que, lo único que perseguían los que hacían la denuncia, era poner palos en la rueda al desarrollo y la imagen de Torrevieja (mantra habitual y de mucho éxito entre las filas del PP de aquella época). En mayo de ese año 96, Gil Rebollo -entonces Concejal de Comercio- y el que era Concejal de Urbanismo, Ángel García, en una multitudinaria asamblea celebrada por la ya constituida Asociación de Pequeños y Medianos Comerciantes de Torrevieja decían, en relación con una nueva zona comercial de 53.000 metros cuadrados en la llamada finca San José (lo que hoy es la gran zona comercial que incluye el Centro Habaneras), que el equipo de gobierno del PP se iba a oponer frontalmente a la implantación de nuevas superficies comerciales en Torrevieja. En la citada reunión no se tomó ningún acuerdo ni en contra, ni a favor (mayo de1996).
Como suele ocurrir cuando desde determinados sectores se le ven las orejas al lobo en cualquier asunto y no antes, nuestro despacho municipal se vio atestado de visitas de comerciantes expresando su malestar y preocupación ante la situación. De todos modos esto no impidió que, muchos de aquellos “inconformistas”, formaran parte de la abundante cohorte de apoderados e interventores del PP en las posteriores elecciones locales que se celebraron en mayo del 99 dando, aunque solo fuera por la vía de los hechos, apoyo incondicional al diseño de la política comercial -incluida la implantación de las grandes superficies o cadenas y la regulación horaria- de la que el Partido Popular es el único y genuino responsable desde hace ya un cuarto de siglo. No hay que olvidar tampoco que, muy a menudo, numerosos miembros de las distintas directivas de asociaciones del pequeño comercio y la hostelería han utilizado a éstas como plataformas de aprendizaje, proyección y lanzamiento de cara a convertirse, con posterioridad al ejercicio de sus cargos directivos, en flamantes candidatos punteros en las listas electorales del PP.
Hoy que la crisis económica ha dejado en una anécdota a la que se produjo a principios de los años 90; hoy que esa misma crisis ha hecho saltar en pedazos aquellos ridículos tópicos según los cuales un propietario de un pequeño comercio estaba más cerca de los empresarios de la CEOE, de las grandes fortunas nacionales e internacionales y de la banca, que de sus trabajadores; hoy, gobernados de nuevo por los mismos pese a los graves y sistemáticos casos de corrupción del PP local, autonómico y nacional y como si de otro Gibraltar se tratara, el enemigo es exterior: Orihuela. O mejor dicho, el gobierno de coalición de Orihuela, sin importar -a efectos de echar luego alguna clase de “muerto-reproche-responsabilidad”-, que el PP oriolano no haya abierto la boca, en clara complicidad fáctica con la decisión tomada respecto de la libertad horaria solicitada para su término municipal.
El Ayuntamiento de Orihuela toma la decisión de aprobar la libertad de horarios en su zona costera argumentando que sin ella el nuevo macrocentro comercial La Zenia Bulevard no puede competir con el macrocentro comercial Entremares, ubicado en la vecina San Javier. Del mismo modo, se pronuncia ahora el P.P. de Torrevieja aduciendo idéntico argumento que Orihuela, aunque trata de disimularlo echando toda la responsabilidad sobre el Equipo de Gobierno del bipartito oriolano. Y aquí no hay gallardía, sino más bien cobardía, puesto que se olvida, como siempre, que fue el P.P. de Orihuela quien promovió y aprobó la construcción del macrocentro comercial de la Zenia con el total acuerdo y beneplácito del P.P. de Torrevieja, del mismo modo que han sido los gobiernos locales, autonómicos y centrales del P.P. los que han venido desarrollando las agresivas políticas económicas de liberalización de horarios e implantación de grandes superficies y centros comerciales, concentrando la venta y distribución en unas pocos grupos y cadenas, ¿o se nos ha olvidado ya el macroproyecto comercial que el P.P. pretende ejecutar junto a la autovía AP-7, en el término municipal de Algorfa y a escasos metros de Ciudad Quesada, todavía más grande y de mayor impacto sobre la actividad económica de la zona que el de Orihuela Costa? .
Al P.P. de Torrevieja parece olvidársele que hace apenas seis años aprobó otra nueva modificación del P.G.O.U. para dar libertad absoluta a la apertura de centros comerciales en el casco urbano y a lo largo y ancho de todo el término municipal, del mismo modo que aprobó de una sola tacada la apertura de siete centros de Mercadona en el municipio, o la verdadera burrada de dar licencia de apertura para seis grandes supermercados en un espacio de apenas 1.000 metros.
En medio de este debate entre comerciantes y grandes, medianos y pequeños comercios (y sin entrar ahora a valorar la situación de los trabajadores del sector), nos encontramos con otros aspectos que también tienen que ser tenidos en cuenta. En primer lugar, los consumidores, que somos todos, y cuyo peso y opinión debería tenerse siempre en cuenta. En segundo lugar, el carácter articulador que siempre ha representado el comercio para las ciudades y su desarrollo urbano. Debemos evitar que se degraden y deserticen los centros históricos y los barrios y urbanizaciones periféricas. Debemos apostar por mantener una muy permeable red de pequeños y medianos establecimientos de carácter tradicional.
El problema de los hábitos de consumo que priman a las grandes cadenas de venta y distribución y el progresivo deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores así como la progresiva precarización o desaparición del comercio tradicional no es un problema localista, de guerra entre intereses contrapuestos de ciudades. El problema es el modelo de concentración del capital que constantemente han promovido y promueven los que ahora se echan las manos a la cabeza o protestan “al maestro armero”. Algún dato: Carrefour y Mercadona son los máximos exponentes de un modelo generalizado de producción, distribución y consumo de alimentos que ha afectado terriblemente al campesinado, al pequeño comercio, a los derechos laborales y al medio ambiente. Ambos supermercados suman casi el 40% de la cuota de mercado de la distribución de alimentos (datos del 2007). En el estado español sólo siete cadenas de supermercados controlan el 75% de la distribución de la comida, lo que proporciona a esas empresas un descomunal poder a la hora de decidir qué comemos, qué precio pagamos, cómo se produce y, por supuesto, orientan el tipo de horarios de apertura de los establecimientos
Orihuela a rebufo de San Javier, Torrevieja a rebufo de Orihuela, pero todos a rebufo de las grandes cadenas. ¿Qué hubiéramos hecho si La Zenia hubiera sido término municipal de Torrevieja? Ese es otro gran tema.
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