Objetivo Torrevieja

Luis María Pizana Boj, Presidente de NN.GG. de la provincia de Alicante

Luis María Pizana Boj
Presidente Provincial de NN.GG. del Partido Popular en Alicante

Dar la cara. Es algo que siempre se debe hacer, especialmente en las situaciones más difíciles y complejas. El domingo los integrantes del Partido Popular, a todos los niveles sin excepción, nos llevamos un correctivo muy severo en las elecciones. Correctivo en algunos casos merecido y en otros no tanto. Previsible probablemente en la mayoría de ellos. A nivel general, tanto nacional como autonómico, han pesado cuestiones como la corrupción que aunque se está combatiendo la gente no lo percibe así. Y siendo claros, hay personas que siguen en el partido que por acción u omisión han sido cómplices o cooperadores necesarios si no responsables. Han sido muchos los casos, muy extendidos. Con que sólo hubiera sido uno seria excesivo. Y nos penaliza más que a nadie, siendo la corrupción una lacra en el conjunto de la sociedad sin exclusividades para nadie, porque entre nuestros pilares fundamentales éticos y morales se encuentran la honradez, la honestidad o la dignidad.
Pero no sólo eso, la traición a nosotros mismos, a nuestras promesas, a algunos de los compromisos que adquirimos con la sociedad gracias a los que nos dieron su confianza. Hemos fallado a la gente que ha depositado sus ilusiones, sus proyectos de vida, sus esperanzas en lo que representábamos y defendíamos.
Se ha centrado todo en lo que se consideraba primordial; la creación de empleo y la recuperación económica. El trabajo da sus frutos, pero por el camino se han dejado demasiadas cosas. Está muy extendida la sensación de que las personas han estado consideradas como simples números tras los que se ha olvidado que hay vidas, sentimientos… la vida es más que economía; es educación, es cultura, es sanidad, es ayudar con más fuerza a quien más lo necesita, es respetar las libertades o es defender una serie de valores imprescindibles para seguir avanzando.
Otro aspecto clave del desencanto es que hemos dejado de liderar la democratización tanto a nivel social como interno del partido. Hay compromisos que no se pueden aplazar ni un instante más; primarias, reforma ley electoral, reducción de aforados, reducción de cargos, limitación de mandatos y así algunas más. Son exigencia de la sociedad actual.
En clave autonómica o provincial ha penalizado no haber sido lo suficientemente reivindicativo con las instituciones superiores y lograr lo que nuestra tierra merece y necesita, no haber ido lo suficientemente lejos en la ejecución de los compromisos de Benidorm y, sobretodo, no haber sido capaces de extrapolar las exigencias de las bases a un plano nacional. También creo que el corsé al que nos somete la Ley de Racionalización nos ha asfixiado y nos ha quitado la libertad para hacer política. La falta de unidad y el que muchos estuvieran fundamentalmente pendientes del “que hay de lo mío” es un lastre con el que hay que acabar.
Asumo mi parte de responsabilidad por intentar cambiar el partido desde dentro, sin hacer ruido. Pero la lealtad implica que si no he sido incapaz de conseguirlo de una manera dócil, levante la voz con la esperanza de que mi sentimiento no sea único y que haya más compañer@s que piensen cómo yo. Y esto debe comenzar desde lo más arriba del todo. El actual Presidente del Gobierno seguramente pase a la historia como el hombre que salvó a este país de la crisis económica más dura de la era moderna, pero que hizo desaparecer su partido y dejó en manos de los radicales y oportunistas este país, con unas consecuencias que no soy capaz de calibrar pero de las que será difícil recuperarse por su negatividad en todos los aspectos.
Hay que tomar decisiones y proponer cosas concretas. Ahí va la mía. El Partido Popular necesita un congreso extraordinario ya, inaplazable. En el que se acuerde dar voz al conjunto de la militancia y elegir quien queremos que sea nuestro candidato. Rajoy, si quiere, que se someta a nuestra valoración y que quien quiera ser candidato no espere a ser nombrado por ningún dedo, sino que tenga la valentía de ser examinado por sus compañeros. Será elegido democráticamente, de manera legítima y libre de las ataduras de la cúpula del partido que con su ceguera, su soberbia y probablemente su avaricia nos están abocando a esta situación que hoy vive nuestro país. Empezando por cambiar las formas, recuperaremos credibilidad y será posible seguir mirando a los ojos a aquellos que en algún momento de su vida han confiado en el Partido Popular, la inmensa mayoría sin esperar nada a cambio, solo que su vida, como la de sus vecinos o como la del resto de españoles mejorara y que sus hijos reciban un mundo mejor que el que ellos han vivido. Hoy esto no es así y debemos hacer algo para que suceda. Por último en este tema, es fundamental mantener la unidad del partido, no caer en la tentación de los personalismos que tanto daño nos han hecho y generar el marco necesario para que jamás se pueda volver a producir lo que algunos compañeros acertadamente denominan el juego de la silla.
A nivel local, pedir disculpas por los errores. Hemos tomado nota, tenemos propósito de enmienda y la ilusión intacta de seguir trabajando por nuestra ciudad independientemente del lugar que ocupemos finalmente cada uno. Es la hora de demostrar nuestra vocación de servicio, el espíritu de superación constante y la humildad de rectificar lo que hemos hecho mal. Y, por supuesto, gracias a nuestros votantes, a esas personas que mantienen su confianza en nosotros a pesar de nuestros errores, creyendo en nuestra capacidad, honestidad y propuesta para Torrevieja. Un agradecimiento todavía mayor a quienes participaron en la jornada electoral cómo interventores y apoderados, a quienes nos acompañaron en la plaza en una noche agridulce. Sea como sea, no os vamos a fallar, haremos que os sigáis sintiendo orgullosos de nuestra ciudad y de nuestro partido.
P.D.: Ruego que los que sustituyan a presidentes como Fabra o Bauzá sean, como poco, tan contundentes e inflexibles con la corrupción como lo han sido ellos y no volvamos a épocas anteriores

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