Objetivo Torrevieja

Fernando Guardiola

Fachada oficina principal de correos (Sin buzones)

No es la primera vez que escribo sobre este asunto, ya que han sido al menos tres veces en que, sobre el funcionamiento del servicio de correos local, he tratado. Es justo reconocer que en los últimos años, sobre todo tras la inauguración de la Oficina Principal en la calle Caballero de Rodas, el servicio de cara al público es mucho más ordenado y fluido. Pero hay un lastre, del que vengo hablando desde el principio y es la carencia de buzones en el centro del pueblo. Incluso el que había en la plaza de la Constitución desapareció hace tiempo, y algunos con tanto “tráfico” como el del estanco de A. Guardiola en la misma plaza también. Hasta ahí y dado que la crisis y los recortes, seguramente no llegan para personal que recojan diariamente los objetos de los mismos, lo podríamos entender. Lo que nunca entenderé es que en el mismo edificio de Correos no exista un buzón, ni en el exterior, ni en el interior, donde depositar nuestras cartas. Vamos que tendremos que recurrir al viejo tópico que decía. “Un edificio de correos sin buzones, es como un jardín sn flores”, con el agravante, de que si quieres enviar una carta, primero, te tienes que desplazar, sí o sí, a la oficina y segundo, y lo que es peor, la tienes que entregar en mano al funcionario o funcionaria de turno, ante la mirada estupefacta, del que en ese momento esta en el mostrador siendo atendido, tras media hora de esperar su turno y se sorprende, ojeándote de arriba abajo como diciendo “¿y este?”, y eso si para dar la carta y saltar el obstáculo que supone la barrera de 1,40 metros que supone el mostrador tras el que se haya el sufrido funcionario, no tienes que endosarle la “sobaquera y sus efluvios veraniegos”, al que esta allí rellenando su solicitud de envío urgente, por poner un caso. ¡Ah! y si es domingo o festivo, te la guardas hasta el lunes, por urgente que sea. Por eso y como no es la primera vez que pido unos “busonicos”, en la puerta de correos, me da la impresión de cuando llamas a una puerta y sabes que están dentro, que como crees que no te oyen, acabas aporreándola. Y yo sé positivamente, que desde que llamo a la puerta de correos, para que hagan algo a todas luces lógico, están dentro, y como no sé si es que no me oyen, o no quieren oírme, aporreo la puerta, y con ganas. Tenemos que facilitar a turistas y residentes, un servicio tan esencial como las comunicaciones y evitar el “numerito” del visitante de turno que con la postal del paseo de Vista Alegre en la mano preguntando por doquier: where are the mailboxes in this city?, en cristiano, ¿Donde están los buzones en esta ciudad?. No hay señora no hay.

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