Luis María Pizana Boj
Concejal de Partido Popular en Torrevieja
La política no debe estar limitada ni por condiciones de edad, ni por condiciones socio-económicas. El trabajo debe ser pagado, es un derecho fundamental de todos los trabajadores. No se debe caer en la tentación de establecer consideraciones y parámetros populistas porque lo que estaríamos haciendo es impedir que personas que no sean ni ricas ni pensionistas accedan a la política. Ese es el error en el que ha caído un espectro ideológico denominado “izquierda” durante muchos años y, ahora, con la incoherencia y doble moral a la que nos tienen acostumbrados, defienden completamente lo contrario. Por ejemplo, en Torrevieja, hace dos semanas nos vendían que lo mejor del mundo mundial era que un Alcalde, jubilado en su trabajo, no cobre (obviando, eso sí, las cuantiosas retribuciones por asistencias a órganos colegiados). Ahora, estos mismos nos dicen que no han llegado al Gobierno, literalmente, “a hacer el gilipollas”. ¿Cuándo nos mentían? Siempre, porque ajustan su discurso y argumentario a su interés personal y partidista.
No olvidemos nunca que la política es un instrumento para mejorar las condiciones de vida de la sociedad y para eso todos los estratos sociales son necesarios. Sólo de esta manera se podrán dar respuesta a las necesidades reales del conjunto de la población. Cada uno, en base a sus condiciones de vida y a su momento vital, es consciente de las demandas, reivindicaciones y anhelos de sus semejantes. En la vida pública no sólo son necesarios, sino imprescindibles, jóvenes, adultos, mayores, hombres, mujeres, ricos, pobres, gente de clase media, trabajadores, profesionales liberales, funcionarios o parados. Debe ser fiel reflejo de la sociedad. Creo en una política de todos y para todos.
Evidentemente, considero que los políticos deben tener una profesión al margen de la política. Pero también considero que en la mayoría de los casos deben “aparcarla” cuando dan el paso de ponerse al servicio de los demás para hacerlo en cuerpo y alma. Insisto, en la mayoría de los casos, deben dedicarse en exclusiva a los objetivos comunes y dejar de lado los particulares durante ese tiempo. Es una opinión que no debe traducirse en imposición, puesto que como decía creo importante la diversidad.
Por supuesto, nadie debe venir a la política a enriquecerse. Pero si queremos representantes y gestores públicos que se comprometan e impliquen al 100 %, 24 horas al día, 365 días al año, su trabajo debe estar pagado de manera digna pero sin abusos. Deben establecerse baremos, como los hay, que marquen en función a la responsabilidad desempeñada el sueldo que debe cobrar cada uno. Sin demagogia ni incoherencias. Sino, al final, a la política sólo llegarán mediocres, trincones, ricos o jubilados, muchos de ellos compartiendo varias cualidades de las mencionadas ¿de verdad queremos esto?
Una de la civilizaciones más sabias y prosperas de la historia de la humanidad, los griegos, defendían que en el justo medio está la virtud. Lo comparto totalmente. No olvidemos tampoco que cuando uno entra en política también renuncia a muchas cosas como a la privacidad, en parte a su familia y amigos, a su tiempo libre o incluso en determinados casos, por ejemplaridad, a cuestiones o “privilegios” adquiridos con anterioridad. Esto algunos parecen haberlo descubierto hace unos días, cuando les interesa para cobrar más que lo que llamaban “sueldazos” y “enchufazos” que ahora serán sueldos “dignos” y “razonables”.
P.D.: ahora puedo hablar con más libertad sobre estos temas puesto que en estos momentos es más difícil que alguien piense que lo hago por mi interés o el de “los míos”. En la actualidad los que copan los puestos de la administración a todos los niveles son otros. Eso sí, muchos son víctimas hoy de su supuesta superioridad moral, rehenes de sus palabras y, por desgracia, dueños de sus actos.
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