Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón. (Antonio Machado)
Si para que esto funcione, se tienen que “casar” dos partidos, hacer un trió, o una “Orgía” ¡Que vivan los novios!
Los torrevejenses que formamos parte de una Comunidad como la Valenciana, y sobre todo de un Estado denominado “Reino de España”, sentimos y asumo esa intuición, de que estamos un poco desamparados del sistema político en el que vivimos. Nuestros políticos a los que les pagamos “religiosamente”, aunque a algunos les joda la expresión, su sueldo, mientras otros, léase camareros, recepcionistas, albañiles, fontaneros y un largo etc. cobran cuando el “jefe” puede, lo mismo el 1 que el 15, nos vemos atrapados en una incertidumbre que desde 1975 en que recuperamos el sistema democrático y con la actitud de los políticos de la época, se quiso borrar de un “plumazo” la Guerra Civil, y con ello los 40 años de “Franquismo”, de dictadura sin derechos, sin respiro a los que no eran los de “Ellos”. Desde que Antonio Machado publicara los versos del subtítulo de mi artículo en el libro “Campos de Castilla” (1907-1917), se ha convertido en un tópico hablar de las dos Españas. Según una interpretación que ha hecho fortuna en nuestros días, estas dos Españas se corresponderían con los dos bandos enfrentados en la guerra civil, republicana y nacional, izquierdas y derechas. Unos serían los buenos y los otros los malos, y una u otra calificación excluyente recaería en uno de los dos grupos según la adscripción de quien calificara. Para el que escribe y suscribe creo que es un error que está dando lugar a que una guerra civil entre hermanos que acabó hace ya 77 años, y que el 90 % de nosotros ni siquiera la hemos conocido, siga marcando nuestra vida por el empecinamiento de unos políticos que no llegan a la altura de otros líderes mundiales, que sí han sabido borrar de sus sistemas cualquier referencia política que no sea la de la actualidad, como por ejemplo Alemania, Italia o Portugal. Ni siquiera en la guerra civil hubo solo republicanos y nacionales, izquierdas y derechas, rojos y azules. Hubo muchos españoles que se vieron arrastrados a luchar en un bando o en otro por circunstancias que nada tenían que ver con sus ideas y principios. Fuera lo que fuere de este trágico capítulo de nuestra historia, ¿tiene hoy sentido empeñarnos en dividir a los españoles en izquierdas y derechas, en progresistas y conservadores?. Por supuesto, cada cual es muy libre de sentirse rojo o azul y de calificarse como quiera. Pero a mí me parece triste que se tenga necesidad de recurrir a etiquetas, sobre todo si estas nos retrotraen a viejas hostilidades y caducas divisiones. Y en determinados puestos de responsabilidad institucional, quienes los ocupan deberían exigirse un especial respeto a la pluralidad. No se puede gobernar a todos niveles desde el revanchismo, nacional, regional, provincial o local. Destruir cada periodo electoral con cambio de gobierno, no solo lo malo, sino lo bueno que haya hecho el rival. Abolir leyes de enseñanza, deportivas, sociales, ayudas, programas, de un gobierno a otro “Porque yo lo valgo”. Es impensable, que basados en el “Espíritu del 77” y con la situación económica por los suelos, la corrupción por las nubes, y la credibilidad de los políticos más allá de Plutón, desde las elecciones de diciembre de 2015, no se haya formado un gobierno de “Salvación Nacional” con los cuatro partidos mayoritarios y no despilfarrar más de 500 millones de euros en elección, tras elección, pagando sueldos, asesores, ujieres, congresistas, senadores, primas, reprimas, y un largo etcétera, mientras el españolito de a pie, se reinventa y tiene que trabajar de fontanero, dado de alta cuatro horas para trabajar 14 y facturar en negro para sobrevivir, mientras un atajo de sinvergüenzas, se sientan en el banquillo con las tarjetas “Black” y tienen cojones a decir que después de ganar de sueldo 15.000 euros al mes estaban justificadas para gasto de representación… en comilonas, en putas, masajes, viajes de lujo y demás, … ya veréis, ¡Ya! Seguro que estos ni pisan la cárcel, ya se las amañarán,… las plazas de los penales estarán cubiertas de “roba gallinas” y atracadores de poca monta. Estos a Miami… al tiempo. Si en vez de encerrarnos en “las dos Españas” nos liberáramos de este corsé empobrecedor y camináramos por las tierras tan varias de esta castigada patria nuestra, por la España verde y la seca, la de bosque y la de estepa, de costa y de meseta, de montaña y de llanura, descubriríamos en esta variedad de paisajes una no menor multiplicidad de creencias y posturas de las gentes que los habitan.
Por fortuna no hay dos Españas, sino muchas más, cuyos habitantes espero que aprendamos a respetarnos unos a otros, lejos del radicalismo que nos lleva a despreciar cuanto ignoramos, a enfrentarnos y a excluir al diferente.
¡Ojalá! la diversidad no nos impida convivir en paz y armonía, cada cual con su alma en su armario, con su propio criterio nacido de la reflexión serena. No de la sumisión a partidos políticos o a ideologías excluyentes.
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Filed under: Actualidad |
España podría ser un paraiso pero mientras seamos tan lentos y dejados nada cambiará.
Son muy pocos los políticos que quieren cambiar las cosas, de hecho, si les hicieran mileuristas estoy segura que, de pronto, no quedaría ninguno.Por otra parte a todos esos grandes sinvergüenzas y corruptos se les da demasiado tiempo desde que se descubre un fraude hasta que les llevan a juicio…les da tiempo a poder cambiar versiones, hechos etc…y, si les condenan, no cumplen el tiempo que realmente les corresponde.
Decimos que no hay dinero pero si el dinero que hay se utilizase honradamente habría suficiente para poder vivir todos decentemente y si a esto añadimos cuidar todos nuestro entorno y ser más amables podríamos tener, como he dicho al principio, un paraiso…