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Opinión: Hoy hace 52 años de la explosión del polvorín de Archena

Hoy, 1 de septiembre hace 52 años en que dos polvorines militares excavados en la roca de una montaña explosionaron en Archena (Murcia)

Fernando Guardiola Molina

Explosión del Polvorín de Archena (Murcia) 1.septiembre de 1963

Explosión del Polvorín de Archena (Murcia) 1.septiembre de 1963

Me van a permitir mis amables lectores, que por una vez les hable de una de la experiencias que la vida te da y que te marcan hasta tal punto que hoy 52 años después no puedes olvidar. Era el 1 de septiembre de 1963, hacia exactamente cuatro meses de la muerte de mi padre que nos había dejado con 42 años, víctima de una angina de pecho. Mi madre, Pilar, mi tía María y el que escribe estas letras, nos encaminábamos a las 18,30 horas de aquel fatídico día hacia la tumba de mi padre en el cementerio para asear su tumba ly dejar unas flores, ya que aún residíamos en Jumilla y hacíamos esta visita puntualmente cumpliendo con los meses del fallecimiento. Cuando ya estábamos saliendo del cementerio, una serie de explosiones que procedían del Cabezo del Tío Pío, una montaña rocosa que preside la entrada al Valle de Ricote, empezaron a arrojar sobre nuestras cabezas rocas de todos los tamaños y una gran nube de polvo convirtió el riguroso luto que vestíamos en una inmensa capa de polvo blanco, mientras la montaña seguía emitiendo unos inmensos hongos de humo negro que presagiaban lo peor. Cuentan que los polvorines se excavaron una vez acabada la guerra civil y albergaban grandes cantidades de material explosivo y de guerra. Estaba custodiado por dos grupos de soldados del ejército de tierra de reemplazo y contaron las “malas lenguas” que en esas anodinas tardes de final de verano, jugando con algunos de los numerosos gatos que merodeaban por allí, prendieron en la cola de alguno unas mechas que los gatos en su huída introdujeron en los polvorines, hecho que nunca fue contrastado, pero que a los que fuimos testigos nos extrañó que todos los soldados a esa misma hora estuviesen situados en un bar a muchos metros de donde estaba el peligro. El suceso fue de tal magnitud que se percibió en un radio de acción de 30 kilómetros, destrozando cristales y estructuras en las viviendas y sobre todo en el cementerio y huertos del término municipal de Ulea, pues la orientación de las puertas de acceso al polvorín, estaba situada en esa dirección y fue por allí por donde más se propagó la onda expansiva, lanzando rocas a más de 10 kilómetros de distancia y provocando un enorme hongo, acompañado de una nube de cenizas, que aún siendo las siete de la tarde, oscureció totalmente el cielo como una noche cerrada.
Pese a la enorme deflagración, no hubo que lamentar desgracias personales, solo un anciano con heridas de consideración al que le alcanzó una enorme roca, pues lo demás fueron pequeñas lesiones y traumatismos, por golpes y caídas de algunas personas que corrían desconcertadas por las calles, que esos días estaban en obras por la construcción de la red del saneamiento, dificultando las idas y venidas de los vecinos que gritaban: ¡El volcán de los Baños! ¡Ha explotado el volcán de los Baños!, sin saber aún que era la explosión del polvorín.
Desde ese año, el pueblo de Archena ha transformado este acontecimiento en festivo, y como ayer, día 1 de septiembre, durante estas fiestas tienen lugar también actuaciones musicales, verbenas y actividades culturales como obras de teatro, exposiciones,…

Pudo haber sido una catástrofe

El diseño del proyecto para la construcción del polvorín, contemplaba que la parte más sólida de la montaña donde se construyó, quedase en el lado del pueblo, para que en caso de bombardeos o explosión, las casas estuviesen protegidas por la mole rocosa, como así ocurrió aquel domingo primer día de septiembre, pues en el sentido contrario el terrero quedó asolado por rocas en una superficie de cuatro o cinco kilómetros cuadrados, suficiente para haber destruido totalmente los edificios, ocasionando un desastre entre la población.
Los militares que custodiaban el polvorín, también resultaron ilesos, pues al ver que la temperatura interior del túnel subía demasiado lo rociaron con agua, pero viendo que el termómetro no bajaba, marcando peligro inminente, se alejaron a la carrera por la ladera del monte, en sentido diagonal a la boca de entrada, salvando sus vidas.


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