…y los cabezudos, son personajes que en el entramado de la ciudad han dado forma a toda una tradición, que sigue en la actualidad, encandilando a los más pequeños y entusiasmando a los mayores. Cada año, al llegar diciembre, con el primer estruendo de los cohetes –anunciadores de la salida de los cabezudos- comienza el sonsonete de esa cancioncilla que ha pasado de padres a hijo y nietos
“Serafina la rubiales, es una chica muy fina/ Serafina, Serafina…”
En ese momento aparecen, la Lily, el ogro, el lobo y los cabezudos frente a toda la chiquillería inquieta a la vez que expectante, estos grandes amigos. El miedo y la alegría se dibujan, por partes iguales, en el rostro de los pequeños, olvidando incluso el frío del día.
Los gigantes y cabezudos, aun con las inclemencias del tiempo y a pesar de sus formas desproporcionadas, con cabezas y manos de cartón piedra, cuerpo de armazón de madera, que alcanza más 25 kilos, y en un recorrido que se alarga por más de una hora, forman una grotesca procesión seguida por un sin fin de gente menuda. Desfilan por las calles corriendo o bailando para asombro y diversión del público. Y vemos a los gigantes que serios y nobles, son acompañados por los cabezudos, entre ridículos y cómicos.
En ocasiones alguien dice: los gigantes y cabezudos son cosa de críos.
-¡Ya, ya! de críos.
En realidad son muy pocos los que al escuchar el sonido de la “charamita”, no sienten en su interior como se despierta el chaval que fueron en otra época, por muy oculto que este. Y sin pensarlo, cogemos a nuestro hijo, sobrino, nieto o vecino y salimos a la calle en busca del gentío. Y es que no hay mejor lugar, llegadas las fiestas del pueblo, que seguir a estos enormes personajes. Incluso, cada cual ha tenido predilección por uno: la elegante Lily, el fiero Lobo o el mal encarado Ogro.
Al fin gigantes o cabezudos, con los que recuperar esa inocencia seguramente ya apolillada. Solo tenemos que repasar los álbumes de fotos, para ver como todo torrevejense que se precie de ello, tiene ese recuerdo de crío, generalmente a todo llorar, con un gigante o cabezudo. Pero detrás… o bajo esas figuras, dos familias de este pueblo, como son los Corchete y actualmente la familia Ferrández Soriano, han tenido el cometido, durante cuatro generaciones, de dar vida a la Lily, el Lobo, el Ogro y los enanos cabezotas. Les han ofrecido sus cualidades, que no son otras que, en primer lugar ser sus portadores, ya que durante años, han sabido mimetizarse con ellos, a excepción de sus piernas que comparadas con los cuerpos, son excesivamente pequeñas, ofreciendo una imagen más que curiosa. Y acompañando este cortejo, año tras año, la musicalidad del charamitero, una estirpe de músicos que han contribuido a seguir la tradición, durante, también, cuatro generaciones. Otro personaje que tampoco puede faltar, aunque algún año, por aquello de las prohibiciones no fue posible escuchar su sonido, es el encargado de los cohetes. Su llamada fundamental y necesaria, es un aviso a la vez que un toque de atención. Y cuando llega la hora, puntual a su cita, ahí está. Es el primero… y es el adiós de los gigantes y cabezudos.
Y llegado el momento, una vez más todos se trasforman. El charamitero hace sonar la música, y el estallido de los cohetes anuncian, como avanzadilla, el recorrido. Cierto es que no hay en Torrevieja unión más longeva que la de los gigantes y cabezudos, que pese a su apariencia, entre cómica y ridícula, desde hace más de cincuenta años caminan por nuestras calles como uno más.
Por donde van los gigantes, allí están los cabezudos acompañándolos, y como en el cuento del Flautista de Amelín, los más jóvenes siguen el sonido de la “charamita”. Ayer y hoy al dar las 5:30 de la tarde, todo está dispuesto. Allí se puede ver a los abuelos, por lo que han sido. Los padres, por ser el puente entre tradición y presente. Y los hijos, que de esta forma descubren una parte de nuestras raíces. Sin duda, estas figuras determinan el comienzo y final de las Fiestas Patronales de la Inmaculada.
Sé que para hablar acerca de la historia de la Lily, el Ogro y el Lobo; sería necesario algo más que un articulo, ya que podríamos remontarnos hasta cuando y donde quisiéramos. Pero lo que sí sé, es que en ellos, se da la perfecta unión de nuestra historia, cultura, tradición y herencia. El reconocimiento a todo ellos, se lo entregan todas esas personas que lo siguen cada vez que salen a la calle, ya que los gigantes y cabezudos, son auténticamente nuestros
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