Juan Carlos García Sala
Torrevejense del Sequión
El 8 de Febrero de 2002, se estrenó en EEUU, la película “Daño Colateral”, dirigida por Andrés Davis e interpretada por Arnold Schwarzenegger. La trama consistía en la tragedia de un bombero, al que una bomba terrorista le arrebata a su mujer y a su hija. Estas muertes, junto a otras de inocentes que en esos momentos se encontraban desafortunadamente en el centro comercial en el momento de la explosión, se consideraron por el gobierno como daños colaterales. A partir de ahí, comienza la caza personal del marido, contra los terroristas.
Los daños colaterales, son un argumento para cuando se asumen acciones con muertes que se consideran como un mal menor, se asumen con frialdad y se traduce en un número aséptico de víctimas, que se traducirán en argumentos para conseguir otros fines.
En Diciembre de 2019, apareció por sorpresa en Wuhan (China), lo que hoy conocemos como Covid-19, (acrónimo de “Coronavirus Disease 2019”), causante del descontrol y la histeria a la que hemos sido conducidos en apenas 6 meses.
Este tipo de virus, cuya estructura y ADN demuestran que es un producto de laboratorio, se escapó o se soltó (vaya usted a saber), conociéndose sus letales consecuencias, no se sabe con que motivos aunque cada vez van estando más claros.
Está claro que la mayoría de gobiernos de todo el mundo, subestimaron con la prepotencia que los suele caracterizar a este nuevo virus y cuando lo teníamos encima, se tomaron medidas a ciegas, había que hacer algo, reaccionar, pero contra qué? cerramos las fronteras? cerramos colegios, empresas, negocios ? (los pequeños, eso sí), palos de ciego contra “algo” de lo que solo se conocía el nombre y a pesar de todas las medidas, seguían muriendo diariamente cientos de personas. De momento, todo se solucionó con aplausos desde los balcones mientras miles de sanitarios híper motivados pero sin material específico para desarrollar su labor (gracias a años de recortes), se dejaban la salud. Eso sí, el dúo Dinámico funcionaba a la perfección.
Mientras la OMS, organismo subvencionado en un 75% por grandes farmacéuticas y entidades privadas, anda perdida entre los intereses mundiales y los suyos particulares para con sus “hinchacuentas”.
Empezaron con que las mascarillas no eran efectivas, después que si no se contagiaba por el aire, luego que sí era necesaria la mascarilla, precisamente cuando se empezaron a producir en masa y había que darle salida, luego que con el calor el virus bajaría la intensidad, que en otoño volvería y otros muchos comunicados para mantenernos en alerta.
Al mismo tiempo, cada día y en cada medio, aparecía un prestigioso virólogo o epidemiólogo, dando diferentes versiones y consejos, a cuál más disparatado.
En fin un carajal donde las marionetas somos nosotros. Y los gobiernos, por lo menos el nuestro, imponiendo normas absurdas y sin sentido alguno y que increíblemente todos acatamos sin rechistar, con unas consignas que poco a poco, nos han ido inculcando en todos los medios audiovisuales. La palabra clave es “nueva normalidad”. ¿Alguien sabría decirme a qué se refieren?, pues yo daré mi teoría. La “nueva normalidad” (palabras que particularmente odio), es el sistema que las grandes multinacionales y potencias tecnológicas quieren imponernos, una nueva forma de vivir dependiendo de lo que nos ofrecen, controlando nuestros movimientos, nuestros gustos, nuestras preferencias o sea control sobre nuestras vidas, de hecho la prueba mundial de la imposición de mascarillas (no dijo que no sean necesarias), ha sido todo un éxito y lo que es más importante, están consiguiendo individualizarnos. No podemos abrazarnos, ni besarnos, ni estar a menos de dos metros del otro, es el paso llamado “divide y vencerás“ de Julio César, que convierte a cualquier persona de nuestro alrededor, en sospechosa. Y no es conspiranoia, son hechos que hay que estar muy ciego para no verlos o por lo menos intuirlos.
Parece increíble, lo fácil que es conducirnos en masa por estrechas veredas sin que nadie alce la voz y mucho ojo con los descarriados, el que discute la senda, que se atenga a consecuencias. Amenazas de multa, marginación social y otras lindezas para el marginado.
A todo esto, nos siguen prometiendo una vacuna que seguramente saldrá cuando ellos quieran y en el momento más idóneo para sus intereses.
A nivel nacional el desbarajuste es total, informaciones sesgadas e insuficientes, baile de números de muertos e infectados, descontrol en la toma de decisiones, el señor Simón cada día en la tele enredando con giros sintácticos un simple “ayer hubieron X muertos y X contagiados y seguimos sin tener idea por donde van los tiros” (no es tan difícil), “ocurrensias” como la de no permitir fumar en la calle y lo que es más grave, una vergonzosa postura de toda la oposición al gobierno, haciendo mucho más difícil el trato contra la pandemia, de por sí complicadísima. Sin olvidarme de la nefasta actuación de algunas autonomías, que tras años de recortes en sanidad, tienen los santos huevos de inculpar a otros de sus cagadas pandémicas. Si, esas autonomías que reclamaban a los cuatro vientos el control de sus provincias y que ahora claman al gobierno central que vuelva a asumir el mando.
Solo unos datos.
La cifra anual mundial de fallecidos
por accidente de tráfico, ascendió 1,3 millones. (0,017% de la población mundial)
Por problemas coronarios, 18 millones. (0,23%)
Por gripe común estacional, 650.000. (0,0083%)
Por enfermedades respiratorias,
3 millones (0,040%)
Por enfermedades diarréicas,
1,4 millones (0,017%)
Por tuberculosis, 1,3 millones
(0,016%).
Ah!!
por coronavirus, 730.000
(0,0094%.
Si 0,0094% de la población mundial.
Independientemente del dolor y el respeto por cada una de las víctimas, para los que controlan el cotarro, un 0,0094% , es un daño colateral mínimo para sus grandes expectativas.
Ah, por si alguien no la ha visto, recomiendo la serie española “La Valla”. Se puede ver por Telegram y explica donde nos puede llevar esta locura.
Como siempre, esto es mi visión personal de la actualidad, sin más pretensiones que dejar mi punto de vista, cada uno que recapacite y actúe de la manera más conveniente.
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Filed under: general |
Señor García: Con su clarividencia y sus grandes conocimientos deberían haberle contratado las grandes esferas para solucionar toda clase de problemas. Es una pena que se puedan decir tantas barbaridades dándoselas de culto en un artículo tan largo.
Saludos.