Ana Laura Pérez Montes
Cursa 4º de ESO
Simpatizante juvenil de Los Verdes de Torrevieja
Tras sobrevivir a siglos de maltrato, desprecio, sufrimiento, denigración, entre una gran cantidad de actos en los que radicalmente nos privaron de nuestros derechos como seres humanos, siendo siempre las amas de casa, las “inútiles”, el sexo débil… además de tener que escuchar y soportar a partidarios políticos afirmar que ni la violencia de género ni el patriarcado existen y llamarnos feminazis, comparación que demuestra y deja en completa y total evidencia su absoluta ignorancia, falta de conocimiento y argumento, aún estamos las mujeres que soñamos con vivir en un horizonte libre, seguro y sin miedos, donde no tengamos que esperar a escuchar el mensaje de nuestras amigas diciéndonos que han llegado bien a casa para sentirnos tranquilas, no tener que depender de la compañía de un amigo para estar más seguras sin correr riesgo de no llegar a casa a salvo, donde no tengamos que andar por la calle con miedo o donde no se nos cuestione cuando denunciemos. Luchamos por una sociedad donde ser mujer no signifique tener menos oportunidades, ni sufrir abusos, ni cobrar menos, ni guardar silencio.
Anhelamos un mundo con equidad de género, donde dejen de existir profesiones para mujeres y profesiones para hombres y donde las campañas de las grandes compañías sean igualitarias, no como aquella lanzada en Argentina en 2018 por Carrefour por algo tan importante como el día del niño que decía: “con c de cocinera y con c de campeón, con c de coqueta y con c de constructor”, nada más parecido a un chip infantil con desigualdad de sexo.
Estamos cansadas de las etiquetas, de que nuestra manera de vestir nos defina socialmente y día a día escuchar comentarios como: “no enseñes tanto, pareces prostituta”, “enseña un poco más, tienes que ser presumida”, “maquíllate un poco, te ves muy pálida”, “no te maquilles tanto, pareces payaso”, “usa faldas, tienes que ser femenina”, “no uses tantos vestidos, pareces pija”, “estás muy flaca, come un poco”, “estás gorda, ya deja de comer”, “eres demasiado alta”, “eres muy bajita”, “tienes que arreglarte el pelo y hacerte las uñas”, “ya tienes que depilarte, pareces un hombre”, “usa sujetador, se te marcan las senos”, “arréglate un poco más, así no le vas a gustar a nadie”, “eres virgen, eres tonta”, “no eres virgen, eres prostituta”.
Sin contar que el hecho de usar un escote implica el derecho a los hombres a decirnos cualquier obsenidad o silbarnos, pero eso es algo que hoy en día está socialmente aceptado, porque supuestamente es nuestra “culpa” que nos acosen por vestirnos así.
¡Y ni hablar de las cuestiones legales! El testimonio de un hombre tiene más credibilidad que el de una mujer en la corte. Aún son muchísimos los casos de violencia de género a los que se les hacen oídos sordos tanto social como legalmente, en una corte prefieren creerle a un supuesto violador que a una supuesta mentirosa. Recordemos el caso de Antonia Barra, la joven chilena de veintiún años que tras suicidarse, su familia encontró una nota escrita por ella donde afirmaba que su padrastro la había violado en variadas ocasiones, pero, como ella no estaba presente para llevar a cabo un juicio y sin testigos para corroborar esa historia, el acusado, Martín Pradeñas, solo fue sentenciado a arresto domiciliario por unos meses.
Luego tenemos que tolerar a partidarios políticos burlándose de las mujeres que salen a la calle a manifestarse en nombre de todas aquellas asesinadas injustamente, usando el pretexto de que “no es violencia de género, solo es violencia”, o “ni machismo, ni feminismo, igualdad”, todo lo que vuelve a poner en evidencia su absoluta incompetencia y desconocimiento.
El feminismo no solo aboga por los derechos de las mujeres, sino por los de ambos géneros. El feminismo actual procura defender tanto el testimonio de un hombre como el de una mujer y que ambos tengan la misma credibilidad, a no ser que haya pruebas que desacrediten uno u otro.
“La igualdad ya existe”, pues yo no puedo subir una foto a redes sociales sin camiseta, porque a los segundos es eliminada y me pueden quitar las cuentas, por supuestamente difundir pornografía, pero si un hombre sube una foto sin camiseta, no es pornografía. Entonces no, ¡no hay igualdad!
“El feminismo de ahora no sirve”, pues este año se legalizó el aborto en Argentina, Corea del Sur y Tailandia, se defiende la cuestión de “es mi cuerpo, es mi decisión” y cada vez está más normalizado que una mujer pueda ser jefa en cualquier tipo de profesión como lo es un hombre, gracias a este “feminismo de ahora”.
Históricamente el talento y la fuerza de ideas de las mujeres ha estado representado en todas aquellas que la excusa “no puedes porque eres mujer” no les convenció para seguir peleando por sus sueños y por una sociedad de género igualitario. Como Marie Curie, conocida como la primera mujer científica; Jane Austen, una de las primeras novelistas británicas y autora de una de las primeras comedias románticas de la historia “Pride and prejudce”; Valentina Teréshkova, la primera mujer astronauta de la historia que viajó al espacio o Dorothy Dandridge, la primera mujer negra nominada a Mejor Actriz en los Oscar.
Cada 8 de marzo se celebra para recordar a todas aquellas valientes mujeres que hicieron grandes hazañas y pusieron su granito de arena para que hoy todas nosotras podamos hablar y opinar libremente y no estar lavando platos. Ahora es nuestro momento de luchar por mantener lo que construyeron, luchar por nosotras, por las que aún no están, y por ellas, las que ya no están.
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