JCGS
Torrevejense del Sequión.
Allá por principios de los 70, el que escribe empezó sus correrías futbolísticas en la Peña Madridista de Torrevieja, de la mano del querido Joaquín García “Nito”. Fueron unos años donde la práctica del deporte era nula y gracias al esfuerzo y perseverancia del “mister” logramos formar un buen equipo de fútbol y sobre todo de amigos.
En mitad de esos años, apareció en nuestro equipo la figura del añorado Víctor Aldeguer, el tío Victory como le llamábamos (los más mayores lo recordarán).
Sus métodos espartanos, fueron una revolución que a la larga agradecimos para siempre. Pero aparte del entrenamiento físico, logró inculcarnos ideas que nos han servido a lo largo de la vida, para con los demás. El respeto a los rivales deportivos, a los mayores, a los padres, a los profesores, la educación dentro y fuera de los campos de juego, el saber perder y sobre todo saber ganar, el priorizar los estudios (importantísimo para nuestro futuro), el compañerismo y otros muchos valores, que fuimos asimilando y nos han servido a lo largo de los años en nuestro comportamiento en la vida que nos ha tocado a cada uno.
El pasado 25 de noviembre, falleció Diego Armando Maradona, genial futbolista e ídolo deportivo de millones de seguidores, los que lo vimos jugar en la selección Argentina, en el Barcelona o en el Sevilla, no podiamos más que quitarnos el sombrero ante uno de los grandes futbolistas de la historia.
Todos los valores deportivos que iba acumulando partido tras partido, fueron desmoronándose por la escalera que conducía al comportamiento en su vida privada.
Este genio del fútbol dentro de la cancha, dejó mucho que desear fuera de ellas. Juzgado por posesión de cocaina, positivo por consumo, agresiones a periodistas, varias demandas por agresión y acoso sexual, demandas por paternidad, demandas por atropello, han formado parte de una ajetreada vida (por decirlo de alguna forma) que le llevó en sus últimos días al colapso, encontrando la muerte en la soledad de una habitación.
Quizás de tanto repetirle todo el mundo que era dios, quiso comportarse como tal, ya que todos los que le rodeaban jaleaban sus desmanes y salidas de tono casi diarias, como si fueran actos divinos. Incluso le mostraron su admiración cuando hizo trampas para marcar goles.
Malas compañías, malos consejos, majas amistades, aunque en definitiva cada uno elige su vida y Diego eligió esta.
A pesar de todo, descansa en paz.
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