Objetivo Torrevieja

Reflexiones y sugerencias, desde un punto de vista estrictamente ciudadano, sobre la limpieza pública en Torrevieja

Una esquina cualquiera de una calle de Torrevieja, llena de orines de perro y sucia

Antonio R. Montesinos Fernández
Ciudadano y contribuyente de Torrevieja

En un inmenso retrete y vertedero se han convertido la casi totalidad de calles de este pueblo (se salvan las cuatro del Centro, ¡claro!), dejadas de la mano de Dios y de los que nos gobiernan (los de antes, que tampoco hicieron nada, y los de ahora), que han permitido que se tiren las basuras, trastos y muebles viejos a cualquier hora del día, que los dueños de perros saquen a los animales a mear las esquinas, los zócalos de las fachadas y las aceras (las hay que están más negras y asquerosas que el “palo de un gallinero” y que necesitan, más que agua clara, un cepillo de púas, lejía y disolvente en cantidades industriales porque, aunque se retiren las cacas con la bolsica de plástico, los pipís se quedan). Y que no se haga un mísero baldeo o limpieza,  más que cuando llueve (o sea, cada cuatro o cinco meses, y de ahí el título de este escrito), con lo que estamos dando la imagen de “destino turístico” que con razón es la mofa de prensa escrita, radios y televisiones a nivel nacional. Y lo que es peor, sirviendo para vergüenza propia (muchos la sentimos cuando algún amigo o familiar forastero nos dice que viene de visita) y sensación de asco al tener que pisar, oler y ver los chorretes inmundos en las (lujosas y caras) baldosas de granito gris. A este paso vamos a tener que proponer que se cambien los nombres de algunas calles especialmente afectadas por esta plaga (por ejemplo, La Mugre, por no decir otra palabra que también empieza por “M”, en vez de La Paz) y que los rimbombantemente llamados “puntos limpios” (contenedores y alrededores) pasen a llamarse “puntos negros”, más acorde con los estercoleros que se ven por allí, ratas incluidas. Y, por todo ello, una pregunta que surge espontánea es si estar hermanados con Oviedo (essabido que atesora varios premios a la ciudad más limpia de España), además de servir para tener a una Bella Lola en un banco cerca de su Ayuntamiento, no nos vendría bien para que algún mandarín y/o técnico de nuestro Consistorio se fuese para Asturias y se empapara de cómo aquella buena gente hace para que esté todo como los chorros del oro (que lo hemos visto in situ los que hemos ido por allí), sin utilizar los contenedores tradicionales ni los soterrados, y no se vea un papel por los suelos. Que hay que poner sanciones para educar a los guarros, que se pongan, para eso ya está la Ordenanza correspondiente, que se aplique. Lo más efectivo es tocar el bolsillo de los infractores, receta que también valdría para los grafitos (o sus padres, si la criatura que pintarrajea es menor). Que hay que contratar más personal o habilitar del que ya dispone el Ayuntamiento una brigada especial para “rociar” las calles y aceras, que se haga un censo de propietarios de perros (y se les ponga una chapa a estos) y, para la financiación de esa limpieza que ahora no se hace, se cobre una tasa por la suciedad añadida que sus dueños generan en relación a los demás vecinos. Y que se habiliten parterres para estos usos, con arena o grama, en una esquina cada tres o cuatro manzanas, aunque se pierda una plaza de aparcamiento. Y que los policías municipales recorran las calles a pie, no en coche, para hacerse cargo en todos sus extremos de la problemática de este maloliente tema y multen a quienes no utilicen esos espacios para mascotas, que sancionen a quienes sacan las bolsas de basura antes de la hora (muchos contenedores ya están a rebosar a las nueve de la mañana) y a quienes los abren y rebuscan y derraman los desperdicios sin remilgo alguno y se te encaran e insultan si les llamas la atención. Los vecinos de este pueblo (muchos lo han comentado con quien esto firma y está claro que es un sentir mayoritario sobre higiene comunal) demandamos soluciones ya a este gravísimo problema, sanitario y de buena imagen, que nos acucia. No podemos estar así ni un día más, con la contrata prorrogada del servicio en las condiciones y con las carencias actuales. Por lo menos que la Policía Local haga cumplir las Ordenanzas de Tenencia de Animales y Recogida de Residuos. Pagamos muchos tributos, entre ellos unos IBI y unas tasas de basuras y saneamiento muy elevados, y no vemos el resultado por ningún sitio, sintiéndonos engañados, estafados, abandonados y frustrados, sobre todo cuando salimos de Torrevieja y visitamos otros pueblos y/o ciudades que cuidan y miman mucho más que aquí (y la mayoría seguramente con menos medios aunque mejor gestionados) lo que es de todos, para disfrute de sus habitantes y visitantes. ¡Qué sana envidia! En consecuencia, no debemos conformarnos con esta suerte de maldición bíblica con visos de eternizarse que nos ha caído. La inmensa mayoría de los que aquí vivimos, y Torrevieja como pueblo, no queremos seguir siendo tratados de cochinos y sucios cuando se generaliza sobre este asunto, todo por obra y gracia de la actitud pasota de nuestros gobernantes, que no toman medidas drásticas para meter en cintura a los que no cumplen las normas. Si el objetivo a lograr es mantener y mejorar la principal fuente de riqueza del municipio, el turismo, no tiremos piedras sobre nuestro propio tejado al tener en este abandono las calles, paseos y plazas y dar esta imagen tercermundista y vergonzosa que estamos ofreciendo, amén de la pérdida de valor de nuestras viviendas y negocios debido a este entorno tan cochambroso.

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