Encarna Hernández Torregrosa
Un día más, al asomarme a ésta ventana puedo seguir contemplando los días santos, días grandes donde nuestro Señor J.C. dio las más hermosas muestras de amor. En la noche del Martes Santo todas las horas han sido insuficiente para estudiar esta historia, la más importante que ha sucedido en el mundo, poniendo en la calle a las cofradías más antiguas de la Semana Santa torrevejense.
Comenzó el martes con la llamada de la Convocatoria. Ante el sonido ronco del tambor todos quedan expectante. Da comienzo el camino del Dolor. Día donde el gozo se mezcla con la tristeza, porque, aunque se sufra, se vive de esperanza. Caminamos juntos por las calles con los “pasos” de la procesión. Mientras cada uno carga con su “paso” preferido, como sucede cada año, y eso está bien. Pero carguemos siempre con el peso de los pobres. A mi lado Jesús de la Salud, con la Cruz acuesta.
¿Sabéis cuál es la Semana Santa más hermosa? No la que ahora se celebrará en Jerusalén, con ser Jerusalén, o la de Sevilla, o la de Valladolid, o la nuestra, con ser la nuestra. La mejor Semana Santa es aquella donde logramos para los demás algún azote menos, alguna espina menos; aquella donde logramos para los demás menos desamparo y menos dolor, menos injusticia, menos sed y menos abandono. Como ejemplo de entrega, camina frente a todos Nuestro Padre Jesús de la Caída.
Si hiciéramos una selección de las diez palabras más hermosas de la lengua española, sin duda una seria “solidaridad”. Solidaridad es hacer tuya la deuda del otro, o el problema del otro, o las desesperanzas y desencantos del otro; solidaridad es no pasar de largo ante el herido ni encogerse de brazos ante el hermano. Solidaridad es esforzarse por comprender y ayudar a los demás. La persona solidaria está en el buen camino que es el camino del corazón. Como la Santa Mujer Verónica se une al dolor de Cristo y se solidariza con Él.
Son bastantes los “pasos” que desfilan por nuestras calles en la Semana Santa; desde el Domingo de Ramos hasta el del Domingo de Resurrección. Pero hay uno más. Estamos nosotros, Torrevieja es el mejor “paso” de todos. Y este “paso”, acompaña a Jesús en el verdadero sentido del acompañamiento. Como acompaña a Cristo en esta noche, dejándose llevar por el corazón, que es el que menos engaña, su gran amigo, San Juan.
Y en ese acompañamiento a Jesús están las mujeres. Ellas no se dejaron comprar ni seducir por las autoridades; ellas no sabían de cuestiones religiosas o políticas. ¿Qué podían las mujeres de aquel tiempo? Lo único que podían hacer es estar cerca, hacer suya la angustia y ofrecer a Jesús su compasión. Silencio, cercanía, oración y lágrimas. Y es que esas lágrimas, son ya oración. Aunque es sabido que las lamentaciones tienen un valor de protesta, y de oración. Ellas y sus lágrimas contra el atropello. Y entre todas, la Madre. Cerrando el cortejo de esta noche Nuestra Señora de los Dolores.
Y sigue avanzando el tiempo. Se irán sucediendo nuevos hechos en la Pasión de Jesús. Pero eso pertenece a otro día.
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