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Opinión: Una maestra, ante la nueva Ley de Educación

Colegio Público "Inmaculada Concepción"  - Torrevieja

Colegio Público “Inmaculada Concepción” – Torrevieja

Mª José González Vicedo
MAESTRA en el C.E.I.P. “Inmaculada Concepción”

Soy maestra desde hace treinta y nueve años, se dice pronto, pero son muchos acumulando experiencia y experiencias. Me formé en la Escuela de Magisterio Santa María de Madrid, hoy desaparecida, porque desde muy joven era mi vocación dedicar mi vida a enseñar y a educar a todos los niños y niñas que llegasen a mí. En mi formación el mensaje más importante que recibí fue que lo más importante de la EDUCACIÓN es el EDUCANDO y en torno a él debe girar todo lo demás.
Es la ÉTICA, en general, y la mía, en particular, la que dicta que todo EDUCANDO tiene derecho a la EDUCACIÓN y la escribo con mayúsculas porque su contenido es tan amplio e importante que debe ser tratado con todo el respeto, la prudencia, los medios y la justicia que, como derecho fundamental, recogido claramente en la Constitución Española, se merece. Este mérito lo poseen tanto el concepto en sí mismo como el sujeto que la ha de recibir.
Este es mi último curso y NUNCA, en todos estos años en los que he vivido la vida y la muerte de diversas leyes de Educación, en los que me he adaptado a ellas, en los que me he seguido formando, renovando, experimentando, programando, avanzando en los métodos y en las técnicas. En los que he dedicado muchas horas en mi trabajo y en mi casa a preparar actividades de todo tipo para mis alumnos y alumnas, pensando en cómo hacer para que esos niños y esas niñas que tenían más dificultades saliesen adelante a base de tiempo y dedicación, en el colegio con mi ayuda y en casa, en colaboración con sus padres, NUNCA, repito, me he visto en el trance de no poder dedicar a esos niños y niñas todo el tiempo que necesitan. NUNCA me he dejado a nadie detrás que haya querido aprender a pesar de sus dificultades porque siempre he procurado estar al lado para ayudarle, para explicarle las cosas más despacio, para repetir una explicación las veces que haga falta, para dedicarles el tiempo necesario.
Este es mi último curso y me lo han amargado unos políticos que no ven más allá de sus intereses, que no saben lo que es para un niño o una niña con dificultades de aprendizaje, con TDH, con inadaptación o con retraso escolar, el tener que ir deprisa porque no tenemos tiempo, porque hay que atender a unos veintiséis o treinta alumnos en menos de cuarenta y cinco minutos (tiempo no real pues hay que descontar el tiempo de las entradas y los cambios de asignatura o de clase que bien pueden ser entre cinco y diez minutos si se tienen que trasladar); se ha terminado la clase y él o ella todavía no han captado lo que tienen que aprender.Me lo han amargado porque eso va en contra de mis principios y de lo que me enseñaron mis profesores de la Escuela de Magisterio, porque con estos cuarenta y cinco minutos solo pueden avanzar los alumnos que tienen más capacidad ¿y qué pasa con los demás?. Sí, hay profesores de apoyo (nos apoyamos entre nosotros mismos) pero no suficientes porque han reducido las plantillas y suprimido colegios en lugar de reducir la ratio para así mejorar la formación de nuestros pequeños al poderles atender mejor.
Me lo han amargado porque si me dedico a ayudar a todos los alumnos y a revisar cómo han hecho el trabajo, a corregirles la forma o el contenido, no puedo avanzar y explicar porque se ha pasado el tiempo.
Me lo han amargado porque para hacer investigaciones, recoger información, organizarla, hacer materiales, preparar informes y realizar las exposiciones de los grupos de trabajo me han dejado dos sesiones de, supuestos, cuarenta y cinco minutos para ciencias Naturales y otras dos para Ciencias Sociales que son básicas para este tipo de trabajo cooperativo, para enseñarles técnicas de trabajo y estudio y que las puedan asimilar y aprender. Todo esto no lo hacen solos, claro, hay que supervisarles, ayudarles y darles TIEMPO (más, a los menos dotados que también tienen derecho).
Me siento enterrada en papeleo porque parece que la burocracia está por encima de la EDUCACIÓN y del EDUCANDO.
Me siento estresada porque estoy pendiente del reloj para que no se me pasen los cuarenta y cinco minutos y le quite así tiempo a otra asignatura o a otro compañero.
Yo he expresado mis sentimientos y mi situación pero me consta que mis compañeros y compañeras se sienten igual.
Y me hago dos pregunta: ¿Es esto lo que pretendía la nueva Ley de Educación? ¿Solo van a a salir adelante los que en menos de cuarenta y cinco minutos sean capaces de captar y asimilar las rápidas explicaciones que les pueda dar?.
Estoy hablando de niños de Educación Primaria y yo no quiero ser cómplice de esta barbaridad.


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4 Responses

  1. Me ha encantado tu carta. Como docente te comprendo, te apoyo y me siento igual que tu. El problema es que los que tienen que leerla y escucharnos no lo hacen.

  2. Estimada compañera, creo que no nos conocemos, pero yo también soy maestra de primaria y llevo treinta años de servicio. Me llamo Ana María García Fructuoso y soy de Torrevieja; actualmente trabajo en el colegio Acequión y después de leer tu artículo, estoy totalmente de acuerdo con tu opinión. Has expresado verbalmente lo que yo vengo pensando y comentando con algunos compañeros desde hace bastante tiempo y que ahora es totalmente evidente.
    La experiencia me ha hecho ver los cambios sufridos en nuestro sistema educativo y como tú, siempre me he adaptado, reciclado y preparado para afrontar estas situaciones que continuamente nos afectan y repercuten directamente en nuestro alumnado, que hasta ahora siempre se ha llevado la peor parte.
    Como tú, me encuentro, literalmente, asfixiada por toda la burocracia que actualmente padecemos y por la pésima gestión que hacen los políticos sobre educación. Cómo se nota que no entienden “ni papa” de lo que es ENSEÑAR y EDUCAR.
    Acuden a mi mente recuerdos, en los que tenía tiempo de enseñar a leer y escribir a niños y niñas que, por diferentes motivos, no habían aprendido en su momento y se iban quedando retrasados. Hoy es penoso expresarlo así de claro, pero es totalmente imposible. “NO HAY TIEMPO”.
    No quiero extenderme más, pero aplaudo tu valentía y tu decisión de publicar tus sentimientos que, ten por seguro, compartimos todos y todas los que amamos esta hermosa profesión.
    Un saludo.

  3. Mª José:
    Me llamo Rafael Mora Galiana. Una compañera ha tenido el gusto de comunicarme el enlace de tu escrito.
    Soy un compañero más de los que que hace años trabajé en Primaria y en Educación Especial (de 1970 a 1988). Durante aquellos años la legislación que iba introduciéndose le veía mucho sentido. En terminos generales podemos decir que había que establecer los cursos de la enseñanza primaria, luego establecer por medio de la Ley General de Educación unas estructuras más de acuerdo con los nuevos tiempos e integrar al alumnado de educación especial en la sociedad bien desde los propios centros de E.E. o bien, más adelante con la LOGSE ir integrándolos a partir de principios de normalización. Luego con la Lógica de ampliar la escolarización se publica la LOGSE. A partir de esta Ley vino a desarrollarse un nuevo empuje con sentido y hay que reconocer que la LOGSE fue la única Ley de Educación fundamentada desde diversos ámbitos: el epistemológico, el picológico, el pedagógico y el social si no recuerdo mal ( escribo sin retomar documentación alguna).
    Pero con todos los problemas que se plantearon a partir de la LOGSE, los gobiernos siguientes se dedicaron a “enmerdar” en vez de enmendar dicha ley. Comenzaron a Religión sí, Religión no; Centros subvencionados sí, centros subvencionados no; Lenguas vernáculas sí, lenguas vernáculas no. AdemáS para luchar por la calidad tuvieron la genial idea de nombrar de ese modo a una ley, pero no A desarrollar ninguna formación coherente con los principios de la LOGSE para que realmente hubiera calidad.
    Yo, que me considero un profesional de tu estilo puedo decirte que me gustaba la legislación educativa conforme iba avanzando con sentido y además porque mi propio trabajo me la exigía (orientador en institutos de educación secundaria desde 1989 hasta 31 de agosto de 2013). Había que estar bien documentado para orientar debidamente a los estudiantes. Pero oler la LOMCE fue el desencadenante definitivo para que con 64 años de edad y 43 de ellos de servicio solicitara la jubilación voluntaria para no verme en la situación que tu apuntas.
    Desde mi punto de vista las personas que han ido pasando por los Ministerios de Educación han tomado esa cartera para hacer creer a la sociedad que están haciendo cambios significativos. Lo que sí han hecho es cambios significativos en su carrera personal: Rajoy fue ministro de educación, Esperanza Aguirre también pero se han quedado sin atacar el problema educativo desde la sensatez. Primero y antetodo un PACTO EDUCATIVO que nos deje en paz con tantos cambios legislativos ( Finlandia tiene algo más de 30 años el mismo sistema educativo). El ministro Ángel Gabilondo llegó a tener 155 puntos acordados con el PP para sacar una ley educativa pero ante los resultados de las encuestas que aventuraban dar la mayoría absoluta al PP, estos optaron por no pactar. ¡Fabuloso!
    Segundo, dedicar más porcentaje del PIB a educación en vez de ir reduciéndolo.
    Tercero, ofrecer mayor apoyo a los centros que realmente lo necesitan por tener escolarizado alumnado que lo necesita.
    Cuarto controlar mejor las ayudas que en su caso se presentasen.
    Y quinto reconocer la labor de los profesores como educadores y no como seleccionadores del alumnado.
    Podríamos añadir muchas más cosas pero no quiero pasar la oportunidad de comentar también que con la sanidad pública están haciendo algo similar. Conozco de buena tinta que buenos profesionales de la sanidad se han jubilado cabreados con los recortes de la administración y algo peor viendo como la sociedad ha crecido con la opinión de que son unos vagos que tienen un puesto laboral seguro y que cobran mucho, aspecto que en otras épocas les consideraban y también a los maestros y profesores pobrecillos que sobreviven solo con una nómina.
    Mis deseos para que te jubiles con el recuerdo de los buenos tiempos en los que como tu dices la EDUCACIÓN y los EDUCANDOS era lo primero y estaba por encima de los manejos políticos de estos fantoches que tenemos que soportar.
    Ya solamente falta que además vayan diciendo que ellos o el caos, cuando el caos ha sido producido por ellos.
    Una recomendación me atrevo a hacer para aquellos que deseen continuar con estas reflexiones. Es la lectura del capítulo que nos ofrece Pedro Uruñuela (profesor e inspector ya jubilado) y que publica en el libro “No estamos solos” El Gran Wyominn. Págs. 310 a 341. Me siento totalmente identificado con él.

  4. Me parece maravilloso como piensas y como eres, la pena es que no os dejan trabajar y quien lo pagan son los niños,los gobernantes que tenemos es lo que quieren, gente que por falta de preparación no sepan a que tienen derecho y estén en silencio sin molestarles, pero es lo que votaron así que a tragar lo que quieran ( siento mucha pena) y a ti te admiro

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