Recuerdo siempre, una “hecha”, que me ocurrió allá por principios de los setenta, no sabría especificar ya que todos los veranos eran muy parecidos, fin de cole y vacaciones hasta Septiembre.
Juan Carlos García Sala
Torrevejense del Sequión
Pues estaba por las rocas del paredón, cogiendo lapas y erizos con varios amigos y como siempre y por precaución, llevábamos las famosas sandalias cangrejeras de plástico compradas en la zapatería del Franco (Campoamor con Orihuela, hoy un chino), se nos acercaron unos chavales de Madrid (lo dijeron ellos), riéndose de nuestro calzado y tachándolo de sandalias de paletos. Diez minutos más tarde, apareció el que más reía con más de treinta púas de erizo en el talón, fue entonces cuando le explicamos para que servían esas sandalias de “paleto”.
A finales de los 90, tuve un compañero de trabajo de Madrid (Fuenlabrada), que llevaba siempre en la radio del coche la AM, porque pensaba que la FM no se podía sintonizar fuera de su provincia.
Cuento todo esto, porque inconscientemente los capitalinos siempre pensaron que en los pueblos estamos un poco por detrás y ese airecillo de superioridad aún se deja caer de vez en cuando por algún comercio, hacia el que está detrás del mostrador. Imagínense un trabajador de una pollería trabajando a 60 grados, que entre el trajín y la calor sofocante, te venga un cliente y diga: “date prisita que tengo el coche en doble fila.” Afortunadamente, la mayoría son respetuosos y amables.
En este pueblo, de siempre hemos sido condescendientes, pacientes y un poco resignados a todo esto, ya que sin duda el turismo es una de las principales fuentes de ingresos y generadora de puestos de trabajo. Por eso se trata de dar servicio y calidad, aunque a veces por circunstancias se complican los días y se echa de menos la comprensión y el talante de algunos, por Dios, que estáis de vacaciones!!
Por esto y tirando de fina ironía, nos “vengamos “ con las famosas citas a San Ramón, por su coincidencia con el final de las vacaciones y por consecuencia de los atascos y aglomeraciones derivadas del bestial aumento de población ociosa por nuestras costas. Al mismo tiempo, el ansiado San Ramón, nos trae consigo la temporada de nuestras merecidas vacaciones, junto a una moderación de los calores estivales , que es de agradecer .
Ni que decir tiene, que los vítores al santo no tienen más connotaciones, que la de chinchar un poco y añadir más zozobra a los que empiezan a trabajar el 1 de septiembre, pero siempre emplazándolos al próximo puente o período vacacional.
Mientras tanto, el que quiera buscar algo más allá (que los hay que se lo toman a la tremenda) solo es un simple divertimento y los emplazo a que cambien sus vacaciones de Agosto, a Septiembre o Mayo y lo entenderán.
¡¡¡Viva San Ramón!!!
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