Crónica de Mercedes García
Amanece un nuevo día y ya están los ciclistas en ruta. Por delante 50 km de dehesa salmantina, larga, muy larga, eternamente larga. Una monotonía rota por la necesaria parada para un reconfortante desayuno pués con el afán de ganar horas al día, muchos, sino todos, vienen rulando casi en ayunas. Repuestas las fuerzas, vuelta a la carretera para descubrir que han entrado en la provincia de Ávila.
A la busca del mejor recorrido, terminan en un dudoso desvío por un camino de tierra lleno de baches que dificulta mucho el circular pero inesperadamente les alegra el día por el cambio de escenario.
Se dan de bruces con ganado de lidia … o eran vacas por centenares? Probablemente eran vacas porque pacíficamente observan atónitas estos raros humanos vestidos de colorines.
Poco a poco el paisaje se transforma para dar paso a la belleza salvaje de la Sierra de Gredos.
Qué panorámicas tan espectaculares! Y qué puertos tan exigentes y dolorosos para las desgastadas piernas!
Retorciéndose sobre sus bicis consiguen superar las durísimas rampas del puerto de Chía y cuando la sierra ya los tiene rodeados, empiezan los problemas.
Nueva avería, como no podía ser de otra manera en la bici de Isi, pués este año algún duende malvado le va poniendo palos en las ruedas.
Con el retraso, el grupo decide parar a comer en un pequeño pueblo de la Sierra de nombre San Martín del Pimpollar. La suculenta comida bien merece la parada pero duro es volver a pedalear para enfrentarse al Alto del Pico que desde sus 1.352 m brinda unas vistas impresionantes.
Subidón de adrenalina en la bajada a alta velocidad por unas carreteras serpenteantes que cruzan aquí y allá la Calzada Romana, otra huella de la historia de este país.
A pie del coloso reciben la calurosa bienvenida de los lugareños del pueblo de Mombeltran, familiares de Nacho. Con todo su cariño han preparado un avituallamiento con bebidas energéticas y una deliciosa tarta de chocolate que dan la fuerza y el impulso para enfrentar y culminar los últimos 50 km y llegar por fin a destino.
Les garantizo que no he descrito una ruta gastronómica, sigue siendo un reto deportivo-solidario, pero tantas horas a lomo de bici requieren reponer energía para seguir adelante y llegar a meta. Hoy la meta es Talavera de la Reina donde varios amigos y familiares han tenido el detallazo de desplazarse para ofrecer a los ciclistas un recibimiento de campeones. Algunos han llegado desde Madrid y otros desde Torrevieja, todos son fans del reto. Gracias a todos, no imagináis cuánto eleva el espíritu vuestro apoyo.
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