Se hará también un riego simbólico de las palmeras para conmemorar el Día de la Comunidad Valenciana y el Día Mundial del Hábitat.
La plataforma “Salvemos Lo Ferrís” continúa con su labor para derribar el “muro de la vergüenza” que la empresa propietaria de un sector del paraje ha construido en el entorno del palmeral y que ocupa la cañada real costera, una vía pública y por tanto de todos los ciudadanos. Al mismo tiempo, pretende concienciar a la ciudadanía de la importancia de salvaguardar este entorno y conservar su valor ambiental, paisajístico y cultural. Por eso, ha organizado una jornada hoy día 9 de octubre a las 10.30h en las inmediaciones de la cala Lo Ferrís para recoger plásticos y vidrios. El objetivo es promover la protección y el uso público del palmeral y a la vez tomar conciencia de la importancia de mantener limpio el medio ambiente.
Coincidiendo con el Día de la Comunidad Valenciana, el lema para esta actividad festiva y de respeto con el entorno es “Por un litoral vivo y libre de amenazas: marca tu territorio”, con la idea de que cada persona que acuda llene una bolsa con los residuos que vaya encontrando. Además, se anima a los asistentes a que lleven una garrafa de agua para regar las palmeras de forma simbólica, poniendo de manifiesto la situación de abandono en la que se encuentran.
En este sentido, la plataforma vecinal recuerda que cada hora se vierten a los mares 675.000 kilos de basura, de los que entre el 60 y el 70% es plástico. En concreto, se calcula que en el Mediterráneo flotan 250.000 millones de partículas de polímeros, con un peso total de 500 toneladas, mientras que otros estudios hablan de que acumula en sus aguas superficiales entre 1.000 y 3.000 toneladas.
A nivel mundial, se usan unos 2 millones de bolsas de plástico por minuto que terminan flotando por nuestros mares y océanos, siendo a menudo confundidas con alimento y afectando a más de la mitad de los mamíferos marinos por enredo o ingestión, según la Comisión Europea.
Día Mundial del Hábitat
“Salvemos Lo Ferrís” contribuye así al Día Mundial del Hábitat, una celebración propuesta por la Organización de las Naciones Unidas que tuvo lugar el lunes y por la que se desarrollarán actividades durante todo este mes en todo el planeta con la vivienda y la sostenibilidad en el punto de mira.
Cada año esta festividad que se celebra desde 1986 tiene un lema diferente con el denominador común de un desarrollo urbano sostenible. En esta ocasión, el centro del debate se sitúa en la planificación urbana y sus desafíos, la especulación del suelo y el derecho fundamental de todos a una vivienda adecuada, algo que adquiere especial importancia en un país de casas sin gente y gente sin casa (según el Ministerio de Fomento, sólo en las áreas urbanas España cuenta con suelo clasificado con capacidad para 3,5 millones de nuevas viviendas, superficie suficiente para absorber el crecimiento urbano de los próximos 45 años).
Expertos señalan que la reformulación del modelo urbano debe hacerse con la revisión de los planes generales, un proceso que deben capitanear los ayuntamientos con una discusión abierta y participada, dando voz desde el análisis y el diagnóstico al conjunto de actores sociales y, cómo no, a la ciudadanía.
Ahora que está pendiente que Torrevieja revise su PGOU, bloqueado hasta que se aprueben los presupuestos, hay que hacer hincapié en que se atienda a las necesidades y problemas de los habitantes, con una visión integral que incluya cuestiones económicas, ambientales y sociales. El resultado de este proyecto colectivo tendrá que responder al tipo de ciudad que queremos habitar: ¿Un producto turístico? ¿Una ciudad competitiva donde el sector económico use a los ciudadanos como mano de obra barata? ¿Un conjunto de solares y un litoral con los que especular? ¿O una ciudad que permita una buena calidad de vida y en consonancia con sus bienes naturales?
Otro de los asuntos que propone la ONU es la gentrificación, o lo que es lo mismo: ciudades y barrios que se producen en serie, con construcciones simétricas vacías de memoria e identidades; un modelo en el que el bien patrimonial queda relegado al mero enfoque productivo.
Espacio público y valor cultural
“Salvemos Lo Ferrís” defiende que el entorno del palmeral y la cala tienen un valor cultural y tradicional que se debe preservar. En el recuerdo queda el Mediterráneo de los niños jugando en las orillas y los pueblos y las barcas a vela de los pescadores, frente al desarrollo actual de muros de hormigón y grúas, cuando no esqueletos de edificios abandonados.
En esta “colonización” del paisaje proliferan complejos residenciales y turísticos de lujo -todos iguales- que en algunos casos desplazan a la población local histórica, sustituyéndola por personas con más capital económico, algo que también ocurre con los comercios, que son ocupados por franquicias y centros comerciales; acaban siendo “no lugares” completamente estandarizados.
El lema del año pasado del Día Mundial del Hábitat fue “Espacios públicos para todos”. “La disponibilidad de espacios públicos de buena calidad anima a las personas a comunicarse y colaborar entre sí, y a participar en la vida pública; los espacios públicos también pueden prestar servicios básicos, mejorar la conectividad, generar actividades económicas y elevar el valor de la propiedad, generando al mismo tiempo ingresos municipales”, dijo en aquella ocasión Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas.
Los espacios públicos suelen subestimarse y pasan desapercibidos; sin embargo, se les está empezando a considerar pilares de las ciudades ante la necesidad de vías públicas bien diseñadas e integradas en la planificación urbana, como es el caso de la cañada real costera que pasa por Lo Ferrís y que el “muro de la vergüenza” usurpa.
Según investigadores, estamos en el 150% de la capacidad del planeta, sobreexplotando los recursos y las capacidades de absorción de contaminación de una forma insostenible. El 10% de las zonas vírgenes en todo el mundo -más de tres millones de kilómetros cuadrados- ha desaparecido en los últimos 20 años.
El boom inmobiliario ha transformado gran parte del litoral mediterráneo. En el Día de la Comunidad Valenciana, conviene recordar a Rafael Chirbes, escritor valenciano que narró como nadie todas estas cuestiones, denunciando con un realismo descarnado la devastación paisajística y cultural de su tierra.
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