A esta procesión es una de las más singulares, pues cuenta con dos elementos únicos, el Caballero Cubierto y la talla de “La Diablesa”, asistió Eduardo Dolón, en representación del presidente de la Diputación Provincial.
Como cada Sábado Santo, en la tarde de ayer Orihuela sacó a las calles, la procesión del Santo Entierro de Cristo, que es una de las más singulares de toda España porque tiene dos elementos característicos que no posee ninguna otra; la figura del Caballero Cubierto y la salida en procesión de La Diablesa, llamada también, Cruz de los labradores. En la presidencia de la procesión estuvo el Caballero Cubierto 2016, Tomás Sáez Sánchez, el Obispo de la Diócesis, Jesús Murgui Soriano, el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana y el Vicepresidente de la Diputación Provincial de Alicante y concejal de Torrevieja, Eduardo Dolón Sánchez, en representación del Presidente, César Sánchez. Su salida fue desde la parroquia de las Santas Justa y Rufina y pone en la calle al único Cristo yacente que esculpió el murciano Francisco de Salzillo. Abrió la procesión Tomás Sáéz Sánchez, portando el pendón negro y la chistera de la que no se descubrió en ningún momento, tampoco al entrar a la Catedral como manda la tradición. El paso de La Diablesa, realmente El Triunfo de la Cruz, se quedó un año más a las puertas del templo sagrado porque tiene prohibida la entrada. Este es un trono único en el mundo que ha dotado de singularidad y fama el Santo Entierro de Orihuela. En la procesión también participaron las tallas de la Virden de los Dolores y San Juan Evangelista.
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