Álbum, pinchando sobre la foto
VÍDEO: Como una ola
Una pena que solo unos trescientos espectadores acudieran la noche del pasado sábado a ver un espectáculo que es de lo poco y bueno y que se ha hecho bien para rememorar figuras que por desgracia han desparecido. Frente a los espantajos que a veces se suceden para representar a tal o cual cantante y que lo único que logran es ridiculizarse a si mismos y a quien quieren emular, ver a Anabel Dueñas en el papel de Candela y entonando las míticas canciones de “La más grande”, fue un placer que estuvo al alcance de pocos. Todas ellas canciones son pequeñas joyas que encierran en sí un mundo apasionante de amor, desamor, traición y nostalgia. Un repertorio que a día de hoy sigue siendo la envidia de cualquier artista- Señora, Punto de Partida, Déjala Correr, A que no te vas, Muera el Amor, Cómo yo te amo, Lo siento mi amor… son temas para la historia de la música.
Otro de los puntos a destacar es la estructura narrativa del espectáculo. No estamos ante un concierto, sino en una obra de teatro. Los éxitos de la Jurado se han llevado inteligentemente a escena con Candela, una mujer admiradora de la Jurado desde pequeña que deberá enfrentarse a la noche más difícil más de su vida: convertirse en La Más grande. Horas previas al espectáculo, el espectador se mete en su camerino en el que no falta un detalle, su tocador con la foto de Rocío presidiendo o sus vestidos, perfectamente colocados en los maniquíes. A través de las canciones, conoceremos la vida de Candela nerviosa por el reto que tiene encima, sus sueños, sus aventuras amorosas o sus recuerdos que van intercalándose con anécdotas de la vida de Rocío como el homenaje a Lola Flores, su ruptura con Pedro Carrasco o cuando la nombraron en Nueva York la mejor voz del siglo XX.
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