Miguel Hernandez, poeta.
De esta forma quería comenzar hoy mi comentario, uniendo mi voz a la de aquellos que en este año y en estos días, conmemoran la obra, vida y fuerza del hombre; del poeta.
Encarna Hernández Torregrosa
Aunque pienso que mis breves palabras, las que podrían definir la obra poética del artista, del hombre, sin remedio tenderían a quedarse en simples renglones desnudos. Se necesitaría libros completos para hablar de ese genio capaz de expresarse con rigurosa autenticidad.
Cualquier poeta puede aventurarse por el mundo de la creación, es decir, es necesario ser ante todo un creador y de esta forma se alcanzaría a tener un alma sensible. En cambio, observando sin remilgos y por los cuatro costados la obra de Miguel, mezcla de esperanza y amor, se llega a descubrir la voz del hombre-poeta proclamando en sus poesías la realidad en forma de espuma clara, la circunstancia del misterio y la lucha, envuelta en la esperanza de su juventud.
Miguel Hernández Gilabert nació un 30 de octubre de 1910 en Orihuela, en el lecho de una familia humilde en la que la necesidad laboral apenas dejaba tiempo para la educación. Pero eso no impidió a Miguel desarrollar un exquisito gusto por la poesía clásica española. Un fatídico día 28 de marzo, Miguel Hernández fallecería a la edad de 32 años en Alicante. Corría el año 1942, y España se quedaba sin uno de los mejores dramaturgos de su historia. Éste año se cumplen 74 años de la muerte.
A lo largo de su vida los temas descritos en sus poemas están situados en el solar de la vida misma, con un denominador común: el derecho e izquierdo del mismo ser. El llanto y la sonrisa; el dolor y el cantar del pueblo. Pero con una palabra necesaria para confeccionar sus versos, el amor.
Labios y amor del poeta, que hacen surgir a ese Miguel Hernandez que vive entre nosotros, caminando por nuestro presente, como si terminara de escribir un poema, expresándose de esta forma:
CARTA
Fragmentos de la ternura,
Proyectados en el cielo,
Lanzados de sangre a sangre
Y de deseo a deseo.
Aunque bajo la tierra
Mi amante cuerpo esté,
Escríbeme a la tierra
Que yo te escribiré.
Las palabras del pueblo en boca de Miguel, es la vocación de vivir con forma de canción oral, es la poesía del pueblo. Y con los versos de Miguel Hernandez, me despido, que como dijo nuestro gran poeta:
“Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.”
Buenos días.
Descubre más desde Objetivo Torrevieja
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Filed under: Actualidad, Cultura |
Deja un comentario