Hace justo un mes celebrábamos las fiestas patronales donde la Inmaculada tenía todo el protagonismo. Siguieron las vacaciones de invierno con el espumillón, las luces de colores, el Nacimiento y los Reyes Magos. Las fiestas de invierno, la Pascua o la Navidad (que cada cual la llame según su conciencia) han dejado una estela de regalos para los más pequeños y un incremento en el gasto para los mayores. ¡Por cierto Feliz 2014!
Después del cuento navideño el final lo han puesto sus Majestades los Reyes Magos, y afrontando con valentía el nuevo año, intentamos hacer buenos propósitos llevados por esa “leve” resaca del año que dejamos atrás. En el 2013 le dijimos adiós a la recesión, no a la crisis. El nuevo año a decir de los economistas, nace con una marcada debilidad en nuestro país, que viene sustentada por una ligera recuperación de la demanda privada, nueva caída de la demanda pública, estancamiento de la balanza comercial, sector de la construcción sin actividad y con un precio del petróleo que debería mantenerse estable, así el mayor problema o el que más dudas presenta serán las cuentas públicas.
En cuanto a las cifras de empleo, debería medirse por los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) son datos que han de mirarse con lupa, ya que viene mostrando una caída. El escenario por ahora es bastante triste, mucho más si tenemos en cuenta el deterioro de la clase media de este país. Año complicado sin duda, sin una recuperación sólida y vigorosa, preelectoral y en donde el papel del Banco Central deberá ser fundamental para no empeorar la situación. De los funcionarios de la CE no podemos esperar demasiado. Así las cosas nos encontramos ante una realidad aplastante: Un año duro para la inmensa mayoría de familias.
La economía familiar, y la otra, se presenta con un gran déficit que nos dificulta llegar a fin de mes. Así reparamos en la necesidad de disponer de tiempo. Tiempo para tomar medidas, para replantearnos los gastos. Tiempo para meditar sobre el año que comienza y que no parece llegar con demasiadas alegrías. Finalmente, tiempo para ver que camino elegir ante lo que esta por llegar.
Un invierno que deja ciudades con heladas y blancas de nieve ¿o era helado y sin blanca…?
Por muy buenas intenciones que tengamos, quien carece de un puesto de trabajo o quien ve peligrar el que tiene, le es difícil abrigar esperanzas ante un futuro cercano. Sería bueno que se pusieran de acuerdo los políticos, agentes sociales, económicos y organizaciones, ante las dificultades actuales.
Y ante nosotros sigue desafiante la primera hoja del calendario: ¡Enero!… con sus 31 días. Una sensación pesada me lleva a ver la cuesta de enero como algo inalcanzable. Ya se sabe que enero nace con ese sambenito mientras afloran por doquier las REBAJAS. Nos persiguen. Nos acosan. En cada escaparate las vemos incitándonos hasta hacernos caer presa de su esencia… ¡consumir! Ellas, las rebajas marcan precios históricos a la baja, el paro también, se confirmó la cifra 107.570 personas encontraron trabajo, la mayor bajada en un diciembre y la segunda más pronunciada de cualquier otro mes. Pero tal y como está el patio muchas familias, ven como se presenta el recién nacido 2014 con grandes dudas ante el futuro inmediato.
-¿y el 2013?
Ese… es un año que muchos deseamos olvidar. Aunque las hemerotecas, como testamento escrito, hablarán de cuanto sucedió. ¡Pero tranquilos! ya lo hemos enterrado. Dio su último aliento y le cerramos los ojos. Y como responso, los versos de Bécquer: Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!
Sí, hoy podría hablar de muchas cosas pero… mejor lo dejo para otra ocasión.
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