Encarna Hernández Torregrosa
(Publicado el 31.12.2014)
El 1 de enero de 1894, ya la prensa se hacia eco en un artículo donde se leía “Las uvas bienhechoras”, y se habla de la costumbre “importada de Francia, que en España adquirido carta de naturaleza”.
En la Nochevieja de 1895 fue el Presidente del Consejo de Ministros quien despidió el año 1895 con uvas y champán. El origen de la tradición de comer las uvas tiene un precedente en la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en la cena de Nochevieja, esto provocó que un grupo de madrileños decidieran ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas. Estos son los antecedentes que dieron lugar a ésta costumbre. La prensa madrileña comentaba en enero de 1897 “Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante”. Ésta tradición provocó tanto interés que poco a poco se fue ampliando al resto de España, aunque no fue hasta 1903 cuando se hace eco de ella todo el territorio nacional.
Otra teoría, habla de que en 1909, agricultores levantinos de Almería, Murcia y Alicante, encontrándose en ese año con excedente de uva y con objeto de sacar al mercado la producción, lograron popularizar la costumbre y darle el impulso definitivo que, desde entonces, acabaría por convertirla en consolidada tradición. Entre las uvas las del Vinalopó fueron las que adquirieron mayor demanda.
Por otro lado, según la tradición, se cree que al comer las doce uvas al compás de las campanadas se puede tener un año próspero. Ciertas casas comerciales vieron en esta tradición una buena oportunidad y a principios de los años 2000 comenzaron a comercializar botes individuales con doce uvas, peladas y sin pepitas.
Aunque en estas fechas donde se habla tanto de amor y paz, consciente de la masacre de uvas que se realiza todos los años en Noche Vieja se me ocurre pensar que podríamos apadrinar una uva. Vamos que sería bonito terminar el año 2014 con una buena acción. “Salva una uva en fin de año” en tus manos está brindarle una vida mejor. Si no puedes apadrinar una uva físicamente puedes apoyar la causa con un SMS, en Facebook, Twitter o en cualquier plataforma donde dejar el apoyo a la pobre “uva” centro de nuestro voraz consumo en las últimas horas del año.
En ese instante, cuando los cuartos comiencen a sonar, ella estará en tus manos ¡mírala! siempre viene agrupada en racimos, pero ahora está sola. Es la primera “uva”. Es pequeña y dulces. Pueden ser negras, moradas, amarillas, doradas, púrpura, rosadas o blancas; que no te importe el color, ya que si le das la oportunidad te ofrecerá su mejor mosto, vino o incluso vinagre. Hoy puedes acabar el año con una buena obra “Salva esa uva”.
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