Al llegar el mes de Diciembre la ciudad se trasforma en el pueblo de misa mayor y procesión entorno a la Inmaculada Concepción.
Hablo del sentir de la gente y de ese pilar que es la Virgen. Pero además de lo puramente litúrgico, está el reencuentro con aquellos que naciendo aquí se han creado un futuro lejos. Y un año más vuelven con los suyos -que son los nuestros- a pasar un día de fiesta.
Ausentes, que no lejanos o separados de una tierra donde se encuentran las raíces, que amanera de cordón umbilical, los unen a Ella, a la Inmaculada como el hijo se une a la madre. Ese sentimiento ayuda a ver desde lejos a ésta Torrevieja como horizonte.
Algo difícil de explicar con palabras pues Torrevieja es “la Purísima”. En todo caso ¿Qué sería de la Virgen sin el pueblo que la vitorea con el corazón en la mano?… aún más, ¿Qué sería de los torrevejenses sin Ella? La respuesta es sencilla: ¡Sin Ella… nada!
Con ella cuanto se celebra es posible. Ahora hablo de la Fe y la Devoción que “hemos mamado” de nuestros padres. Pero en estos días existen otros protagonistas… los cabezudos. Personajes que encandilan a los más pequeños y entusiasman a los mayores. Tras el primer cohete comienza la cancioncilla…
-¡Serafina la rubiales, es una chica muy fina/ Serafina, Serafina…!
Y de pronto en la puerta del Ayuntamiento -casa oficial de la Lily, el Ogro, el Lobo y los Cabezudos- aparecen los que dibujan el miedo y la alegría en las caras de los pequeños. Figuras desproporcionadas formando una grotesca procesión. A mi lado escucho: Los gigantes y cabezudos son cosa de críos.
-¡Ya, ya… de críos!
Cuando el sonido de la “charamita” despierta al chaval que se lleva dentro, sin pensarlo, esa misma persona, coge al hijo, sobrino, nieto o vecino y sale a la calle en busca del gentío. Detrás o bajo esas figuras han estado dos familias de este pueblo -los Corchete y actualmente los Ferrández Soriano- dando vida a la Lily, el Lobo, el Ogro y los enanos cabezotas. Durante años se han mimetizado por completo, a excepción de sus piernas que comparadas con los cuerpos son excesivamente pequeñas. Escoltando el cortejo, el charamitero y como fondo los cohetes. Su llamada es el aviso cada día…
Pero es el que el repiqueteo de las campanas lo que me devuelve a la realidad de esa Imagen menuda. Mujer de rostro sencillo perfumada de naranjos y rosas blancas. Es sabido que Torrevieja posee dos mares. En uno, la madre espera al hijo que se fue a otras tierras. Entorno al otro, el pueblo levantó un templo donde reza a la Inmaculada. Aquí frente a Ella todo sigue lo mismo. Y es aquí, junto a Ella, cuando se siente que estamos en casa.
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Filed under: Actualidad, Cultura |
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