Bochorno, sí bochorno: altas temperatura, sol y humedad sin una pizca de aire. Pero no es esto lo que da calor
Lo que da más calor en verano no es ponerse una camiseta de franela y calcetines de lana para ir a correr a las 4 de la tarde por el paredón. No dan calor las ventanas cerradas; ni las zapatillas de paño. Lo que da mas calor son las alarmas de altas temperaturas con las que se abren los telediarios. Cada día nos meten el miedo en el cuerpo con la puñetera alerta amarilla en cualquier rincón de España, la Vega Baja o en Torrevieja
-¿Qué queréis que haya en julio y agosto hijos de mi alma? ¿Los pingüinos paseando por las playas y los osos polares haciendo castillos de arena?
Pero si hasta por venir, vienen aquí las tortugas en busca del calorcito de nuestras arenas para desovar como si fueran playas caribeñas. Además, los amigos del Proyecto Mastral han dicho que el mes de julio no pasará a la historia como el más caluroso, aunque la sensación sí lo fue. Julio de 2003, 2006 y 2009 superaron al mes de julio de 2015 que en todo caso se convierte en el cuarto mes de julio más caluroso desde que se tienen datos en Torrevieja. Incluso en su página dicen que la temperatura media del pasado mes ha sido de 27,9 grados. Por todo esto la Agencia Estatal de Meteorología podría quedarse “quietecica” y dejar de meternos miedo en el cuerpo, haciéndonos sudar la gota gorda con sus alarmas: ¡Venga ya con el cuento de la alerta amarilla o de la alerta colorín, colorado, que cuento se han marcado! Es que no son alertas, ¡Son alarmas!
Hasta el que no le echa cuenta al calor habitual le entre la psicosis de que le va a dar un telele. Si te fijas, oyes lo de la alerta amarilla y en seguida salen con el consejito de que te hidrates y que no saques al abuelo al sol. Es entonces cuando te entra todo el calor del mundo. Que es el calor de siempre.
Hace años, cuando en verano el sol castigaba como si saliera de un horno, los estibadores en el puerto descargan a brazo los barcos de sacos de cemento con 50 grados al sol. Y no daban alerta amarilla, daban de mano a las 12 de la mañana para almorzar y seguir con la faena. Dejemos de quejarnos.
-¿Quién habla de alertas teniendo la playita cerca y el chiringuito al lado? No hay como estar con la abuela, los niños y el marido, bañándose y disfrutando de una paellita con una refrescante sangría en el quiosco…
Aunque, cuando ves a tu marido fijándose en la señorita que sale del agua empapada y dando saltitos te entra el bochorno… pero no de calor ¡Entonces sí que puedes tener amarilla!
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