¡Cuantos asesinos sueltos! Que fácil ha sido matar. El yihadismo ha vuelto a golpear el corazón de Europa con al menos 129 muertos y más de 350 heridos, siendo reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI)
Encarna Hernández Torregrosa
El sábado amanecía con un sol otoñal. Torrevieja estaba envuelta en un denso sentimiento de irrealidad que aturdía los sentidos. Hasta que enchufábamos la radio, mirábamos el ordenador o abríamos el periódico, incluso las redes sociales se hacían eco de la noticia. Lo de París no había sido un mal sueño. Casi cinco días después, cuesta pensar en otra cosa. Siguen grabadas en la mente esas imágenes de gente huyendo, saltando por las ventanas, gritando desesperadamente por sobrevivir y evitar la muerte. La irracional masacre cometida por las bestias radicales del Daesh ha sacudido la sensibilidad del mundo. Aunque no podemos olvidar la misma masacre en lugares como Turquía o el Líbano. En este caso Internet capaz de democratizar la libertad de expresión otorgó la audiencia más amplia posible: el mundo entero.
Y entre tanto barullo, me quedo con algunas conclusiones y otras tantas preocupaciones.
La primera reflexión podría parecer obvia, pero para algunos no lo es. Que nadie se confunda: Los malos son ellos, lo que entran con el kalashnikov a una sala de conciertos y fusilan a la multitud en nombre de su dios. Cualquier intento de buscar responsabilidades en anteriores colonialismos, en políticas de las potencias de Occidente, en alianzas con jeques árabes, es desviar el problema. Y aunque explique el contexto del conflicto, nunca, repito, nunca puede justificar unos asesinatos tan atroces. En este sentido, todo mi desprecio hacia quienes aprovechan los atentados o vayan a hacerlo para desacreditar al rival político. A poco más de un mes, la precampaña tiene nerviosos a muchos corredores en la línea de salida. También me preocupa que el terrorismo de los radicales islamistas convierta a todo musulmán en sospechoso. Y es obvio que los hechos terroristas alimenta la desconfianza entre religiones. Miremos a los refugiados sirios que llegan a Europa, ellos también están en el punto de mira, no olvidemos que huyen precisamente del mismo horror que vivió París.
Pero ¿Qué ocurre con la comunidad musulmana? aunque condenen la violencia, se echa de menos una reacción contundente desde los líderes espirituales del Islam. Recordemos que en España el comienzo del fin de ETA llegó cuando la sociedad vasca, superando el temor, rompió su silencio, saliendo a la calle, dando la cara. Se hecha de menos oír las voces musulmanas gritando en manifestaciones “No nos representan”, “No en nuestro nombre”, incluyendo los gobernantes de Oriente Medio. En cambio tras los más graves atentados terroristas de su historia reciente, Paris y los parisinos desafiaron el miedo concentrándose en las zonas atacadas, a pesar de la prohibición oficial, con frases como: “Pretenden asustarnos, pero no podemos dejarles ganar”. Y ya que éste es un atentado a todos y todo, adoptemos los valores de la revolución francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
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