El 10 de julio un vez más se une la mar, el canto de la Habanera y Torrevieja, en las gargantas de sus hombres y mujeres
Es sabido que la historia de la habanera está ligada a la historia de los viajes. Antes que los periódicos o emisoras de radio se hicieran eco de esta modalidad de canto, mucho antes que la televisión ofreciera la imagen de los coros cantando a la orilla del mar, los marinos trasmitieron esas melodías, de unos a otros, como si se tratara de la memoria de un pueblo. Y fueron las gargantas de sus hombres las que hicieron posible la comunicación. Como si de un nuevo descubrimiento se tratará, América y España se unían en esta ocasión por medio de la melodía entre dulzona y seductora de la habanera. Así, poco a poco, la habanera estaba decidida a ocupar un lugar privilegiado. Su popularidad surge de sus propias raíces. Nacida y ganada por la gente en la calle, de la mano de los trovadores y grupos, incita a los autores consagrados a que se utilice el género nacido en la Habana en sus nuevas creaciones, dejándonos una herencia cultural que nos permitiría valorar el papel de la habanera, dentro de la música tradicional.
Torrevieja la supo hacer suya, dándole el protagonismo propio que requería a las canciones llegadas de Cuba. Así la memoria de un pueblo tomaba forma en las gargantas de los marinos. En ellas se reflejaba el corazón y la ilusión, en forma de estribillo del alma. Canción donde cabía toda una vida y que quiso estar en la memoria popular. Fue el verano de 1955 cuando surge la idea de crear el Certamen de Habaneras en Torrevieja, de la mano de Juan Aparicio.
Si a Juan Aparicio López (por entonces Director General de Prensa en España) le hubieran dicho que la idea que puso en practica, dando sus primeros pasos en el Paseo Vista Alegre, daría la vuelta al mundo gracias a los coros venidos de lugares a miles de kilómetros. Si incluso, alguien le hubiera dicho que su nombre se asociaría al Primer Premio de Habaneras en el Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja, no lo habría imaginado, aunque, es posible, que su gran visión de futuro, le hubiera dado ocasión de percibir un futuro tan saludable para aquel novedoso certamen.
Y una vez más, en la noche más torrevejense, se lanza al aire el sentir de hombres y mujeres, a través de sus gargantas por donde sale las penas del alma… a duras penas. Esas canción se trasformaran en aflicción de emigrantes con maleta de cartón atada con cuerdas, llevando tatuado en el alma el nombre de Torrevieja. La Habana está cerca. Llega… y llega en barco cargado de habaneras y Pericón, tomando café de pucherete. Mientras un coro en la playa proclama la vida en copla que sale del alma.
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