Se ha celebrado el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El 25 de Noviembre, todos pudimos ver como la sociedad en su conjunto apoyó en este la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Pero la violencia tiene otras victimas: los niños.
Un mensaje de esperanza a las mujeres víctimas de la violencia, es animarlas a que “rompan el silencio cómplice” que las rodea porque “HAY SALIDA”. Un alto porcentaje de las mujeres que han sufrido violencia alguna vez, hoy manifiestan haber salido de ella, según la última macroencuesta de violencia de género. No obstante los datos extraídos del Ministerio de Igualdad, hablan de 45 víctimas mortales en lo que va de año, y más de 700 fallecidas en la última década “La mordaza que impone el miedo sigue estando demasiado apretada”.
Millones de niñas y mujeres en todo el mundo saben que nunca podrán alcanzar sus derechos, saben que pueden ser sometidas a la trata de personas, agresiones sexuales, mutilaciones, humillaciones, maltrato psicológico, analfabetismo o pobreza; y muchas de ellas morirán adultas sin conocer que tenían derechos. La satisfacción del maltratador se encuentra en la humillación de su victima, así se puede creer omnipotente, mientras ella se reduce a “nada”. Desde su parcela de poder, utiliza a la mujer de una forma denigrante. Según los expertos, el maltratador es una persona insegura, egoísta y narcisista, con un terrible complejo de inferioridad. Incluso posee una especial capacidad para mentir, aislando y culpabilizando a la victima ante la sociedad, y lo peor, ante ella misma. Puede rodearse de “testigos mudos” llegando a sentirse inflamado de poder cuando lleva a cabo ese trato deshumanizado.
Es necesario animar a la sociedad a denunciar esas situaciones de violencia de género, siendo fundamental que la ciudadanía haga suya la necesidad del rechazo a la violencia. Hemos de saber que cuando se maltrata a una mujer, se maltrata y golpea a la sociedad, a nuestra libertad, igualdad y más aun, a nuestro sistema de valores.
Solemos mirar a lugares como África o los países musulmanes, cuando pensamos en la defensa de los derechos a la mujer. En cambio, la realidad nos habla de la problemática que existe en nuestra sociedad: en nuestro pueblo, en el puesto de trabajo… y en muchos hogares.
Se defienden los derechos de la mujer, mientras somos testigos, en ocasiones, de esos malos tratos a nuestras vecinas, familiares, empleadas o compañeras de trabajo. Sobre todo aquellas que se encuentran en una situación de debilidad, ya que eso, eleva el ego a su agresor. También el “acoso moral” es un arma que utiliza el agresor contra su victima. Los moratones no sólo salen en el cuerpo.
Una situación de humillación puede llevar a la depresión, perdida de la autoestima y en caso extremo al infarto o el suicidio. Es el momento de unir nuestras voces en favor de las victimas. Es necesario enfrentarse a quien golpea desde su hombría, convirtiendo en un animal a la mujer con la que convive, transformando en una cárcel el lugar de trabajo o el hogar donde se siente juez y fiscal. Ya esta bien del silencio. Ya esta bien de agachar la cabeza. Ya esta bien de aceptar esa realidad de golpes y vejaciones. El miedo no puede ser la mordaza con la que acallar los gritos de auxilio. Mientras haya una mujer maltratada, todas seremos victimas.
Hay salida.
Teléfono contra la violencia de genero 016
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Creo que falta indicar que el teléfono es gratuito y no deja rastro en teléfonos móviles, por lo que es una vía segura para buscar ayuda en cualquier momento.