Pregón, mantillas, imágenes y nazarenos. Sonido ronco de tambor y cornetas. Nos vamos de Ramos a Pascua a vivir una “Jerusalén salinera” donde el aire se empapa con la cercanía de Jesús Nazareno.
Publicado el 16.3.2016
Es la proximidad de Dios a lo largo de esta celebración religiosa, lo que nos hace verlo pasar por nuestras calles con aire de mar. Por el paseo Vistalegre, junto a las palmeras se siente la pisada del Señor que va dejando su huella en la ciudad donde se oye en el silencio, el corazón de nuestra Torrevieja. Falta menos de cuarenta y ocho horas para el viernes de Dolores. Pistoletazo de salida de la Semana Santa torrevejense. El pregón anunciará que ya está aquí la Semana de Pasión que dibujara una “Jerusalén salinera” que revive en sus templos, calles y gentes, el más grande acontecimiento que sucedió en Jerusalén. Llega la Semana Santa y callan doloridos los hombres. La voz de Dios resonará como a orilla del Jordán o en la cumbre del Tabor: ‘Éste es mi hijo muy amado, escuchadlo”.
Solo así, de Ramos a Pascua, Jesús se hace imagen viva en nuestras calles y plazas. La Divina Palabra, es el Verbo hecho carne, y es catequesis plástica que procesiona entre velas de cera, cornetas y tambores, entre nazarenos y manolas, bajo el aire libre de la noche, y a la intemperie luminosa de la noche pascual. Paso… paso al paso.
Si hubiéramos conocido el final de la historia comenzaríamos de otra manera. Todos sabemos de la cruz a cuestas, y todos hoy conocemos la oración del que me quede como estoy. Pero, hoy más que nunca Cristo cambia el dolor por amor. Corazón abierto en pórtico. Diez días de compartir el fraterno sufrir y un palpitar de alegría. Se grita ¡aleluya! en el alba de resurrección. Es el trueque del dolor en Amor lo que se anuncia.
Pero llega el Domingo de Ramos día de estrenos. Se estrena la ilusión de que todo salga como soñamos hace un año, cuando la puerta de la iglesia se cerraba y dejaba el dintel a oscuras. Hoy termina las vísperas que comenzaron entonces, y a la que le sucedieron Pentecostés, el Corpus, Todo los Santos, Adviento, Día de la Inmaculada, Navidad y Cuaresma y…vuelta a empezar. Suena el repique de campanas a manera de grito de alegría. Un niño mira sorprendido:
-¡Mira! ¡Mira un capirote!
Como si fuese la primera vez que lo ve. Los mayores con cara de indiferencia pensamos.
-Si es domingo y el cielo tiene el color de capa de nazareno de la Esperanza. Si los chavales miran con los ojos de par en par sus zapatitos nuevos. Si el gentío va con una palma en la mano. Si las calles se inundan de visitantes y olor a incienso… no hay duda, es Domingo de Ramos. Comienza la Semana Santa
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