Este domingo será Domingo de Resurrección, todo comenzará a las 8 de la mañana, con la Madre como mediadora de la Salvación. En el Cincuentenario de la Coronación Canónica de la Purísima éste tiempo se volverá devoción y la elegancia, romanticismo y melancolía.
No importa quienes sean o de donde venga los que visitan Torrevieja, todos deben saber que la Semana Santa no acaba hasta el momento cumbre del Encuentro. Todo comenzaba el Viernes de Dolores, a partir de ahí todo ha sido enamoramiento a los Cristos o las Vírgenes, que se reflejaban en los nombres de los pasos: La Esperanza, Cristo Crucificado, La Piedad, Santo Sepulcro, la Dolorosa… envueltos en el fervor de los misterios de Pasión y Muerte de Cristo. Se trata de un gran entramado social y cultural de una ciudad que está viviendo la experiencia de la Muerte y Resurrección de Cristo si las inclemencias del tiempo lo permiten.
…Y lloverán, en este caso pétalos de flores, y voltearán las campanas, y el sonido de la pólvora estallará en el cielo. Y, en tú gente Inmaculada se verá el “respeto” que tienen -creyente o no- a ese mágico instante. Es el atractivo de la ciudad ante la estética de la Resurrección que se abre a todos, convirtiéndose en patrimonio de quien la contempla, como experiencia emocionante, de esas que esponjan el corazón. Sentimientos que en su día dejaron plasmados los escultores en ese dulce rostro de María Purísima. Sentimiento que podemos ver esta Semana de Pasión en la mirada indescifrable del Cristo Crucificado, o junto a la hermosa cara de la Virgen de la Esperanza cuyas lágrimas son el reflejo del dolor. Aún así al visitante se le puede hacer difícil ver en la calle al Cristo Flagelado, a la Madre Dolorosa o al Yaciente, y comprender que todo se transforma en alegría al llegar el amanecer del Domingo de Resurrección. La respuesta es sencilla: No se trata de una puesta en escena. Durante una semana la ciudad cambia, entre cirios y varales, entre sudor y fatiga con la cruz acuesta. Una legión de capirotes y mantillas con el fondo estridente de las cornetas, procesionan junto a la penitencia de los costaleros, que llevan la carga de nuestra propia vida y muerte. Muerte que en esta ocasión viene de la mano del Estado Islámico que ha reivindicado la autoría del atentado en Bruselas, causando al menos 34 de muertos y más de 200 heridos. De estos, cuatro son españoles y no revisten gravedad.
Hoy más que nunca la representaciones del único Cristo y de la única Virgen, toman vida propia, transformándose en el aspecto concreto de la condición humana: la Amistad traicionada, la Dignidad del justo perseguido, el Amor de la madre por su hijo, la Bondad en medio del padecimiento… es decir: la exaltación del corazón humano y de sus propias pasiones. Pero al llegar el Domingo de Resurrección, todo se volverá alegría ya que Él… ha vencido a la muerte
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