Torrevieja. Tierra de acogida abre sus brazos a cuantos se acercan a ella. Como ayer, el azul y blanco de nuestros colores viajarán a otros puertos. Ayer fueron los barcos cargados de sal los que llegaron a esas tierras donde el guacamayo y las guajiras eran emblema. Tierra lejanas, y a la vez tan cercanas que se puede rozar con la mano del alma, como si los puertos de Cuba fueran puertos españoles o como si el guiño de nuestro faro alumbrara la noche cubana.
La Habanera. En otro tiempo se trataba de melodías anónimas que se trasmitían de padres a hijos y que se escuchaban en la noche a las puertas de las casas. Son aquellas las que han llegado hasta nuestros días a manera de Certámenes, conciertos o recitales. Letras de canciones con referencia a esas historias vividas de primera mano. Barcos que navegan a tierras donde las esbeltas palmeras dan sombra a los enamorados. Balanceo en mecedora de rejilla, donde se acunaba a los “chiguitos”.
El poema. Pregón del pueblo en voces de los coros que piropean a su tierra. Versos esculpidos en las olas que recorren los océanos para posarse en las playas de Manzanillo o Santiago de Cuba, envuelto en la cadencia de su música, mientras una mulata de aterciopela palabras, recuerda al marino que le susurro al oído, versos a manera de trova. Canción que de regreso a Torrevieja se mece entre miles de voces. Habanera que recuerda a la Torrevieja, donde Cuba se mira, y al verse suspira, palabras de amor.
La música. Sonido ronco de voces masculinas que entonan una canción. Paisaje nostálgico ligado a los marinos, los barcos y las largas travesías que les llevaban a estar meses abordo de un navío. Hombres que intentaban recordar con sus canciones lo dejado atrás. Era la memoria de un pueblo la que viajó con ellos. Contramaestres, marineros, capitanes y pilotos; todos hicieron posible que en los puertos lejanos la comunicación a través de la música, mostrara el vivir cotidiano entre gentes distintas. Entre pueblos iguales.
La historia. Sentido familiar de una melodía. Familias que unían sus voces en el canto popular con forma de coro. Canciones donde en sentido metafórico, la mar es el espejo donde se refleja la otra España con sabor cubano. Historias que son parte esencial de los sueños de tantos y tantos… y se soñaba con lo que fue y que apenas se dice: remendadoras de redes, calafates, mujeres dedicadas a la industria del salazón y pescadores. Todos tenían su habanera… La Paloma, Habanera Salada, Mi añoranza; imposible enumerarlas todas.
Solo al llegar la noche cada cual tararea la suya que de forma misteriosa parece surgir de ese secreter, hecho de madera de palosanto, que vino de la Habana. En esta ocasión yo solo puedo tararear la mía
…No podré vivir en otra tierra, / ya jamás me iré de mi Torrevieja…
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No podré vivir en otra tierra, / ya jamás me iré de mi Torrevieja… Que gran verdad, cuantos pensamos así, !!! Cuando le devolveré yo a Torrevieja todo lo que ella me ha dado !!!!, GRACIAS TORREVIEJA.