Objetivo Torrevieja

Encarna Hernández Torregrosa

Para Torrevieja, tierra de marinos, mirar al cielo no es algo ocasional. Todo marino o pescador sabe que en el cielo de la noche está escrito el camino para navegar y encontrar el regreso a casa. Contemplar el cielo, mirar, buscando una señal, su estrella, es algo innato en los hombres de la mar.
Pero también esto es algo que vienen haciendo como pescadores de tormentas y cielos inmaculados, aquellos amigos que forman parte del “Proyecto Mastral”. Por ello, desde aquí me sumo a las felicitaciones del aniversario de quienes nos están acostumbrado a noticias como por ejemplo: “el lunes tuvo lugar un eclipse total de Luna que inaugura el periodo conocido popularmente como cuatro lunas de sangre”
Torrevieja ha seguido durante cuatro años ya, acudiendo a los pronósticos de Pablo y Rubén, quienes además nos enseñan a observar la Luna, Saturno, la Nebulosa de Orión y diversas constelaciones visibles, así como el paso de la Estación Espacial Internacional, y tantos fenómenos meteorológicos como aparezcan en nuestro cielo torrevejense. Incluso en estas fechas, que decir de los componentes de la Semana Santa, inquietos ante cualquier cambio. No dejan de recurrir a lo que es más que un proyecto y más benigno que ese viento conocido como cierzo en Aragón: el Mastral, viento del noroeste que sopla hacia el mar. Viento frío, seco y violento, que alcanza en ocasiones más de los 100 km/h. Pues como decía, nosotros como aprendices de meteorólogos o astrónomos, nos hemos acostumbrado a seguir las indicaciones de los amigos de Proyecto Mastral sobre todo en ésta primavera tan típica.
Y es que en el cielo, nuestro cielo, siempre ha estado repleto de estrellas que reflejan el brillo de algún sol cercano. Ver las estrellas, las que brillan y las que apagan su fulgor, en esa especie de magia sublime, en un universo que nos enseña la pequeñez del ser humano, es sentirse como herederos de viejos navegantes miramos al cielo intentando encontrar un rumbo correcto. Hecha ésta salvedad, es fácil entender que en ésta primavera tan “normalita” las tormentas puedan alternar con los claros, deparando unos días bastante cambiantes.
También miramos al cielo para encontrar posibles repuestas ante el eclipse que parece sufrir nuestro devenir diario (sirva en este caso la analogía astronómica). Tenemos la peregrina sensación de vivir muchas vísperas. Demasiadas. Aunque quizás esté por aparecer esa estrella brillante, que haga posible arreglar los distintos dramas de nuestro entorno. De momento sigamos preparando ese domingo que reluce más que el sol, el Domingo de Resurrección, con un Encuentro tan deseado como esperado donde Cristo Resucitado, se encuentra con su compañero y amigo Juan, frente a la Inmaculada, y quizás por un instante puedan desaparecer los conflictos. Por mi parte, mi deseo a todos los componentes de “Proyecto Mastral” que sigan con sus pronósticos, aunque ansíe que uno de ellos sea, que al fin “brille el sol para todos”

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