Ayuda, Sacrificio, Integración, Ley, Amistad… A S I L A está formada por muchas palabras que como estas dan forma a una gran asociación donde sus miembros buscaban esperanza y futuro
La Asociación Inmigración Latina “ASILA” fue constituida hace 14 años por un grupo de personas que tenían una idea: Apoyar al colectivo de inmigrantes latinos.
Pronto se extendió a personas llegadas de otros países del norte de Europa. Se puede decir que con más de 6000 asociados forma parte del tejido social de la ciudad (al menos eso era hasta hoy).
Es justo aclarar que los inmigrantes no son ciudadanos de segunda categoría. Dentro de la inmigración podemos distinguir dos movimientos migratorios. Uno de ellos es la emigración, o salida de personas de un país o región para irse a otro distinto. El otro movimiento es la inmigración o entrada a un país. Las ONGs que como ASILA se dedican a la inmigración defienden la inclusión de personas en el países de llegada. Desde los comienzos con su primera presidenta Estela Carvajal, posteriormente Amapola Prado y actualmente María Nubia Salazar, han defendido con sus respectivos equipos, los derechos, dando cobijo, asistencia y asesoramiento tanto administrativo como por medio de talleres, a cientos y cientos de personas. El problema es que, el proceso de la legalización es muy difícil y las condiciones en las que ha tenido que mover una asociación como ASILA, ha sido muy complicado en los últimos tiempos.
Torrevieja no ha dudado en ningún momento en ofrecer su total apoyo a todos los programas que ASILA ha presentado, rompiendo los diques de la lengua y religión, y eso, desde el principio fue un gran compromiso de la ciudad.
Se han abierto espacios al inmigrante sin importar país, color, ni religión para que así naciera la verdadera integración del nuevo ciudadano Torrevejense. El problema es que todas estas labores y esfuerzos (desinteresados) pasan por hacer frente a temas de índole económico. La actual presidenta María Nubia, ha hecho un llamamiento a la sociedad torrevejense para intentar lograr fondos con los que sufragar un local que garantice una asistencia a los miles de inmigrantes, ya que se ve en la necesidad de cerrar al público el local donde se encuentra ASILA. Aunque el propietario ha perdonado la deuda de más de 6.000 euros de alquiler, algo que ha agradecido la presidenta.
Por otro lado, el rechazo a las ayudas, justificadas de forma detallada con las actividades diarias de este colectivo, ha impedido hacer frente al pago de dicho alquiler mensual de 1.700 euros. Así, desde hoy, ni los talleres, cursos o el banco de alimentos, ni la integración y el arraigo, tienen las siglas de ASILA. Solo una cosa más, recordemos que nadie tiene una casa fija, las personas estamos de paso y hoy, son ellos quienes reclaman un espacio pidiendo ayuda.
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