Objetivo Torrevieja

Con las últimas frases del pregón a la Inmaculada, Ella se nos aparece con el rostro de esperanza.

Encarna Hernández Torregrosa

En Torrevieja se viven fiestas que siendo de otras comunidades o países llenan de color nuestras calles. Sin embargo las hay que tienen la herencia trasmitida por nuestros abuelos. Al comenzar el mes de Diciembre la ciudad se trasforma en el pueblo de misa mayor y procesión entorno a la “Inmaculada Concepción”. Hablo del sentir del pueblo, y de ese pilar que es la Virgen. Allí su cara de niña. El atardecer ofrece ese color de poesía, que me recuerda los versos de Juan Ramón: “No la toques ya más, que así es la rosa”. La rosa, no: No la toques ya más, que así es este jazmín de Judea, clavel de la ciudad salinera. Con la luz tenue de la noche Torrevieja va a su encuentro, y en pleno mira cara a cara a la Inmaculada, gastando sus rezos por pedir consuelo.
No me canso de mirar el rostro inmaculado hoy más que nunca, rostro de Purísima y salinera, y creo ver como hoy se transforma en todo “amor”. Su mirada de Madre devuelve el aliento que necesita cada uno ¿Qué sería de la Virgen sin éste pueblo que la vitorea con el corazón en la mano?… aún más, ¿Qué sería de los torrevejenses sin Ella? La respuesta es sencilla: ¡Sin Ella… nada! Pero son días de fiesta y en la calle nos topamos con los cabezudos. Personajes que sigue encandilando a los más pequeños y entusiasmando a los mayores. Tras el primer cohete la cancioncilla
¡Serafina la rubiales, es una chica muy fina/ Serafina, Serafina…!
…y de pronto aparecen la Lily, el Ogro, el Lobo y los Cabezudos, dibujando el miedo y la alegría en las caras de los pequeños. Las figuras desproporcionadas forman una grotesca procesión. El sonido de la “charamita” despierta el chaval que llevamos dentro y sin pensarlo coges al hijo, sobrino, nieto o vecino y sales en busca del gentío. Detrás o bajo esas figuras dos familias de este pueblo -los Corchete y actualmente los Ferrández Soriano- dan vida a la Lily, el Lobo, el Ogro y los enanos cabezotas. Escoltando el cortejo, la música del charamitero, una estirpe de músicos que han contribuido a las fiestas durante generaciones.
Pero es el repiqueteo de las campanas lo que me devuelve a la realidad de esa Imagen menuda. Mujer de rostro sencillo perfumada de naranjos y rosas blancas. El pueblo levantó un templo donde reza a la Inmaculada. Y frente a Ella todo sigue lo mismo. Y es aquí, junto a Ella, cuando siento que estoy de nuevo en casa. Sin embargo es el repiqueteo de las campanas lo que me devuelve a la realidad, una realidad que hoy en vísperas de su fiesta tiene imagen de una niña toda Inmaculada.

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