Cuaresma, tiempo litúrgico destinado a la preparación espiritual de la Pascua.
Tiempo para meditar y pensar en los que este año nos depara. Desde los primeros meses se sabía perfectamente lo que este 2015 nos traía. Se rumoraban nombres, movimientos y creación de nuevas corrientes. Aunque la mayoría prefirió mantenerlo en un perfil bajo por disciplina, por prudencia, por miedo a violar la norma del partido, la ley electoral o por terror a caer en desgracia del “gran elector”, según sea el caso. Desde primero de año el ambiente que se está viviendo es similar al de Cuaresma, que llega con la idea de estar mal visto comer carne (aunque no está prohibido), no queriendo rechazar la oportunidad de echarse a la boca un buen chuletón, esperando que finalice cuanto antes la temporada. Lo mismo ocurre en el plano político. Sabedores de los tiempos que deben guardarse, todos se mantienen dentro de una tensa discreción, pero sin despreciar las oportunidad de figurar en la prensa esporádicamente, en espera de finalizar el periodo “de guardar”, aunque se viva en una especie de precampaña encubierta, como la que estamos viendo.
Para los políticos en España (y en concretó en Torrevieja) 2015 se está convirtiendo en temporada de caza con muchas presas y todo tipo de cazadores. Históricamente los procesos locales han levantado más pasiones, que las elecciones nacionales donde el ganador en ocasiones es el abstencionismo.
Pero la situación pinta diferente al coincidir tantas elecciones este año que se huele a electoral por los cuatro costados. Eso hace que haya un jugoso botín en juego. Están las elecciones andaluzas el 22 de marzo; elecciones municipales y autonómicas el 24 de mayo; elecciones catalanas el 27 de septiembre y elecciones generales (las primeras con Felipe VI como Rey) que por Ley deberían celebrarse el 20 de noviembre -día en la que acaba la legislatura de Rajoy- o como muy tarde el 20 de diciembre.
Pero no nos adelantemos, estamos en Cuaresma, tiempo para poner cada cosa en su sitio. Y si nos ajustamos al significado de la Cuaresma tendríamos que enfrentarnos a la conversión, y reconocer nuestras debilidades, poniéndonos en el camino de la humildad y la sinceridad, rectificando los pequeños o grandes errores y defectos de nuestra vida. Conversión para cambiar nuestra mentalidad llena de eslóganes mundanos, y transformarla por una visión más saneada de la vida. Es cortar con nuestros caminos de errores, de materialismo, consumismo y emprender el verdadero camino, ligeros de equipaje. Es renunciar a nuestro viejo egoísmo que cierra puertas al prójimo.
Ojalá que los próximos candidatos tengan algo de todo ello para aportar y no esté basado en la propaganda, con lisonjas, ataques a los contrarios y difusión de virtudes que muy pocos creen. Son muchos los que esperan verdaderos políticos con ideales y no propaganda vacía. Hasta la próxima…
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