Este 18 de diciembre no solo fue la Virgen de la Esperanza la protagonista, todas las miradas se dirigían al cielo para ver si la lluvia daba una tregua
Mientras escribo esta crónica tengo la foto de Ella delante. Tiene el tamaño de un naipe. Miró sus ojos, esas lágrimas, ese perfil perfecto. En el retrato se puede contemplar la perfecta belleza de sus ojos donde el mar se baña, enormes como las montañas de sal, poderosos como el fuego de la hoguera. Pero cuando estás frente a Ella… ¿quién le aguanta la mirada a esta Mujer sin romper a llorar?
Sin duda, cada 18 de diciembre vuelvo a sentirlo, mientras recorro en peregrinación secreta, el camino hasta la Esperanza, semejante al viejo Camino Real que esa Soberana de la Belleza se merece, y cuando estoy en la parroquia que lleva el nombre del Sagrado Corazón de su Hijo, a su misma celestial altura, cara a cara, compruebo entonces que no hay quien pueda aguantarle la mirada a quien nos llenan de Esperanza. Pero en su día del cielo nos cayó la lluvia sin medida. Ya se las echaba de menos. La intensa tromba de agua dejó en Torrevieja 151 litros por metro cuadrado hasta el domingo según los datos recogidos por el Proyecto Mastral. Reconozco que no pensaba escribir de éste tema, pero ante los datos, creo que debía hacerlo aunque a manera de postal climatológica hablando de la que está cayendo. Es más, creo que es lo más relevante de lo sucedido en las últimas horas. En primer lugar porque nos atañe a todos. Y en segundo lugar, porque los “chubascos” (no solo las climatológicos) son actualidad. Y es que están cayendo chuzos de punta (en sentido figurado) en nuestra ciudad. Y así nos va. De hecho ¿quien no ha apreciado los cambios? Por ejemplo: alguien aparece de nuevo… o alguien se marcha, o lo retiran o se retira… mientras nosotros nos adaptamos a los tiempos que corren. Más o menos. Lo cierto es que hay que abrir el paraguas (quien lo tenga) para protegerse de los chaparrones inoportunos y ocasionales. Y es que si llueve con ganas, por mucho que corras, te puedes calar hasta los huesos, aunque le pidamos a “Ella” casi con infantil petición de hijos, remedio para todos nuestros males. Siempre he creído que es mejor adelantarse a las señales que avisan de lo variable de la situación. La verdad es que ¡no hay prisa por mojarse! lo preferible es esperar a que escampe. Llegados a este punto y teniendo en cuenta que el tema estrella era “la lluvia… de Esperanza” y sus consecuencias, lo dejaré para ver si mañana la noticia en Torrevieja es un aguacero de millones, gracias a la lotería navideña. En cuanto a los chubascos (los de lluvia… y los otros) mejor tener paciencia. Hoy, tocaba hablar de una simple postal atípica en nuestra ciudad, donde la lluvia, es la noticia.
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