Alfonso Pascual
Santa Ana
Debido a que el Templo Parroquial del Barrio de San Roque comparte titularidad con Santa Ana, por primera vez, los vecinos del barrio quieren celebrar su onomástica y el próximo viernes 26 de julio coincidiendo con la misma, tienen previsto la organización de una serie de actos que darán comienzo a las 8 de la tarde con la Celebración de la Eucaristía en el Templo de San Roque y Santa Ana donde se realizará una ofrenda de flores, seguido, a las 21,30 h., de una Cena Benéfica en el pórtico de la iglesia, para recaudar fondos para las Fiestas del Barrio de San Roque cuyo menú estará compuesto por ensalada y patatas con ali oli de entrantes, acompañados por una barbacoa de carne y embutidos, postre y 1 bebida, que tendrá un precio de 10 €, pudiéndose apuntar en el número 132 de la calle Maestro Quino o llamando a los teléfonos 610 422 361 y 669 034 814.
La nueva comisión de fiestas agradece la colaboración a todos los vecinos y amigos que se quieran unir y pasar unos días de fiesta.
Santa Ana
La tradición cristiana dice que Santa Ana, natural de Belén, casada con San Joaquín y descendiente del Rey David, fue la madre de la María y por tanto la abuela de Jesús de Nazaret. Santa Ana es patrona de Bretaña y de muchas ciudades en diversos países, así como patrona de las mujeres trabajadoras y de los mineros, pues se considera a Jesús el oro y María la plata. También es patrona de las mujeres embarazadas a la hora del parto.
San Joaquín y Santa Ana eran una pareja acomodada, pero estéril. Él fue rechazado al llevar su ofrenda al templo por no tener descendencia y apenado, no volvió a su casa, sino que se dirigió a una montaña, donde rogó a Dios que le diera un hijo ayunando durante 40 días y 40 noches. Santa Ana, mientras tanto, lloraba su dolor. Entonces un ángel se les apareció simultáneamente, anunciando que sus ruegos habían sido escuchados y que concebirían un hijo. Ana prometió dedicar al niño al servicio de Dios y cumplidos los nueve meses dio a luz a una niña a la que llamó María. Al cumplir los tres años, Joaquín y Ana llevaron a María al templo para consagrarla a Dios como habían prometido.
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