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Silencio, oscuridad y recogimiento en el Jueves Santo más esperado

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Dos años ha tenido que esperar el pueblo de Torrevieja, para volver a vivir la noche más intensa de la Semana Santa torrevejense, en que la oscuridad se apodera de sus calles y miles de personas reviven con emoción la muerte de Jesús. Antes de que saliera al umbral del Templo de la Inmaculada la imagen de Cristo Crucificado, el Coro Maestro Casanovas entonó “Ten Piedad de mí Señor”. Ya en las puertas de la Iglesia, le esperaba su Madre, María Santísima del Silencio, acompañada por el apóstol más fiel, San Juan, donde Bernardo Ortega Heredia “El Baresco”, acompañado del guitarrista, Fran Tarí, cantó una intensa saeta en la que pidió por el fin de la guerra y de la pandemia.

La procesión del Silencio la abrió la Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de la Convocatoria, escoltada por penitentes que portaban faroles de forja, que albergan una luz triste y monótona.

El paso de María Santísima del Silencio, que desfiló bajo la dirección de su capataza, Silvia del Oro, estrenó amoche, la primera fase del palio de cajón, obra de Francisco Paredes de Guardamar, donde se está combinando el bordado, la pintura y la talla. El diseño completo del proyecto ha sido realizado por Francisco Paredes y el artista torrevejense, Víctor García. La primera fase terminada se puede ver en el techo de palio y es una alegoría a la profecía de Simeón, primer dolor de María. Elaborado en terciopelo alemán y bordado en oro, está enmarcado por la frase del evangelio de (Lucas 2, 22-38). “Y a ti Madre una espada te atravesará el alma para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones”. En el centro aparece una gloria pintada con ángeles rodeando el corazón traspasado de María realizado en talla y estofado en oro.
En las esquinas aparecen cuatro querubines pasionales que miran tristemente la escena. Los varales de plata son diseño de Tomás Valcárcel y fueron adquiridos por la Cofradía a la Virgen de los Dolores de Alicante. La Virgen y San Juan están ataviados por José Negre con los nuevos trajes del XXV Aniversario Fundacional, realizado el de la Virgen por su camarera Mercedes Mateo y el de San Juan por su otra camarera María del Carmen Villalgordo.

A las doce de la noche y cuando el primer cortejo penitencial llevaba una hora y media en la calle, la Plaza del Calvario, se convirtió en el punto de partida de una nueva representación de la muerte de Cristo. La imagen de la Virgen de la Piedad es una talla policromada, obra de Miguel Ángel Casañ (1988), que representa a una madre, con un rostro desgarrado por el dolor, que sujeta a su hijo inerte, cuyo rostro sereno es la imagen del perdón.

Allí la Coral “Manuel Barberá”, dirigida por Sergey Larkin, cantó un viejo tema imprescindible en la Semana Santa salinera “La pasión de la Tía Tortas”, un canto triste, aunque lleno de esperanza y amor a esa madre dolorida, completando su actuación, al paso de la Piedad, frente al edificio del Palacio de la Música con “¡O Jesu Christi”.

Mientras la primera comitiva se aprestaba a pasar por el más típico rincón del barrio salinero del “Acequión”, el callejón del Turco, esencia de la Semana Santa, donde le espera una rosa, en recuerdo del que fuera uno de los pilares de la Cofradía de Cristo Crucificado y María Santísima del Silencio, Mariano Montesinos, al que se le rinde homenaje cada Jueves Santo la Cofradía, mediante sus capataces, Agustín Martínez Rufete y Nicolás García Villalgordo.

En el balcón de su casa, Francisco Campos, Primer Premio de Saetas de Cartagena, cantó dos intensas saetas al paso de los titulares de la Cofradía.

Tras casi tres horas de deambular por la oscuridad de las calles, ya entrado en Viernes Santo, rodeadas del respetuoso silencio de un público, que este año fue mucho más numeroso que en otras ocasiones, se recogía la procesión del Silencio, mientras una media hora más tarde lo hacía la del Descendimiento de Jesús del Calvario.

La primera de las procesiones, contó con presencia del Sacerdote Mikel Uribe, el acalde de Torrevieja, Eduardo Dolón y la vicealcaldesa, Rosario Martínez Chazarra, junto a los concejales de la Corporación Municipal, Tomás Ballester, Domingo Paredes, Andrés Antón y Rodolfo Carmona, acompañando al Presidente de la Junta Mayor de Cofradías, Paco Beltrán y el Pregonero de la Semana Santa actual, Aurelio Martínez, presidentes y Hermanos Mayores de otras Cofradías.

La procesión del Descendimiento del Calvario fue presidida por el Párroco del Sagrado Corazón, Aurelio Ferrándiz; los concejales Antonio Quesada, Concha sala e Inma Montesinos, los miembros de la Junta Mayor de Cofradías Cristina Cano, Josan Fernández y Marco Antonio Torres, así como presidentes y Hermanos Mayores de otras Cofradías.


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