No será a Contigo a quien se le ocurra decir que todo lo que está pasando en Cataluña no tiene la suficiente importancia como para ocupar los espacios mediáticos que todo lo inundan, pero no es menos cierto que desde que estalló esta insoportable y artificial historia, perfectamente hilvanada por un puñado de majaderos y nefastamente defendida por quienes tenían el poder de hacerlo, en España nos hemos olvidado de hablar de muchas otras cuestiones. Al no ser nosotros profetas, desconocemos que hubiera sucedido a nivel social si desde el primer minuto se hubiera cortado por lo sano con esta sangría que a todos nos agota, pero sí tenemos muy claro que de haberlo hecho, los evidentes datos económicos que indican con claridad la recuperación de España de unos años hacia aquí, ocuparían hoy las portadas de los periódicos y los primeros minutos de los principales informativos de radio y televisión. De aquellos fangos, estos lodos.
Nadie habla hoy de lo que a buen seguro puede suponer una crisis en toda regla. La realidad actual del sistema de pensiones español es una especie de tormenta perfecta que se avecina a toda prisa y a la que sólo prestan atención algunos meteorólogos a los que ningún político quiere escuchar porque están todos muy ocupados dando su opinión sobre lo que hay que hacer en Cataluña. Tenemos la extraña sensación de que determinadas crisis políticas vienen como anillo al dedo para tapar problemas tanto o más graves.
Con cerca de 10 millones de pensionistas en España, uno y medio más que hace sólo 10 años, cobrando de media un 30% más que los que van faltando y con la relación más baja entre afiliados y pensionistas que ha existido nunca, aquellos políticos que fueron capaces de crear hace 22 años el Pacto de Toledo para buscar soluciones a lo que por entonces era una crisis económica, pero que comparada con lo que se avecina era un película de dibujos animados, llevan más de un año sin ser capaces de reunirse para tomar decisiones sobre este principio de apocalipsis que nadie quiere ver. Trece meses hace que volvieron a convocar el Pacto de Toledo y a día de hoy ni hay conclusión alguna, ni se las espera.
Fue en aquel momento cuando se creó la hucha de las pensiones, que llegó a albergar 70.000 millones de euros, de los que a día de hoy sólo quedan 11.000, teniendo en cuenta que cada mes se pagan más de 9.500 en pensiones contributivas que se abonan con las cotizaciones de 19 millones de afiliados a la seguridad social. Hoy se pagan casi millón y medio más de pensiones que hace 10 años pero con un millón menos de cotizantes. A este ritmo no sólo se pueden ir olvidando de cobrar pensión alguna aquellos que están cerca de los 50, sino que incluso podríamos ver algo similar a lo sucedido en Grecia no hace mucho tiempo, la reducción sistemática de las pensiones a los propios jubilados. Todos recordamos lo que entonces sucedió en el país heleno. Imágenes mucho más escalofriantes que las vistas hasta hoy en Cataluña. Por supuesto, de los que hoy se incorporan al mercado laboral, mejor ni hablamos, pues tienen el futuro más negro que la recuperación del Plan Hidrológico Nacional.
Desde Contigo Somos Democracia solicitamos al Gobierno y al resto de representantes políticos que se sienten a la mesa de negociación de manera urgente y busquen entre todos soluciones inmediatas a un problema que no se puede demorar ni un día más. Nuestros mayores no merecen, después de toda una vida de esfuerzo y sacrificio, estar en esa tensión constante sobre la volatilidad de su futuro inmediato, ni el resto de generaciones a las que la edad de jubilación llegará en algún momento, pensar que va a pasar en su futuro próximo.
España está en pleno proceso de recuperación y las cifras de ocupación vuelven a repuntar con fuerza después de muchos años. Es ahora el momento, no sigamos buscando excusas para no afrontar el problema de frente y con garantías.
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