Jorge Carrasco encandiló a un público, que llenó una vez más el Auditorio, esparciendo las notas de su piano en una comunión perfecta con la Orquesta
Fernando Guardiola
Conforme pasa el tiempo y la Orquesta Sinfónica de Torrevieja, se afianza en el panorama cultural, no solo ya local, sino en otros escenarios de la comunidad y otras ciudades españolas, crece la impotencia para usar palabras que puedan definir el trabajo y la perfección con que ejecutan cada obra que se les marca como un nuevo reto de los que siempre sale airosa. Y sí en otros conciertos no hay palabras, en el de anoche habría que inventarlas. Si Beethoven levantara la cabeza, después de estar en su tumba 189 años, y pudiera escuchar, algo insólito ya que murió sordo, a nuestra Orquesta Sinfónica, no dudaría en pensar que hay algunas obras que parecieran compuestas para ser tratadas con la delicadeza, la fidelidad y el amor con que anoche estos sesenta maestros, guiados por la batuta de José francisco Sánchez, fueron capaces de hacer sentir con la Sinfonía nº 7 en la Mayor, Op. 92. Comentario especial merece la ejecución de la primera parte del “Concierto para Piano Nº 5 en Mi bemol mayor, Op. “Emperador” en sus tres movimientos “Allegro”, “Adagio un poco mosso” y “Rondo-.Allegro ma non tropo”, en el que el pianista torrevejense de proyección internacional, Jorge Carrasco, como dirían nuestros jóvenes”, “se salió”. No se puede poner más amor a la interpretación de una obra, como el que anoche le puso Carrasco. Si las notas fueran visibles hubiéramos visto emanar de las cuerdas del piano, burbujas doradas repletas de sonidos limpios y menormente claros que se mezclaban con el ambiente de la sala. La ovación para el pianista fue de Gala, como bien merecía. Normalmente después de una gran Sinfonía, como la 7ª de Beethoven, no se hace ningún bis, pero tras los numerosísimos aplausos de un publico entregado a su Orquesta, esta se vio obligada a repetir el 4º Movimiento desde la Reexposicion. El acontecimiento cultural contó con la presencia del alcalde de la ciudad, José Manuel Dolón, el Diputado Nacional, Joaquín Albaladejo, la Reina de la Sal, Ainara Antelo Mandía, el concejal de cultura, Alejandro Blanco y una amplia representación de ediles del Ayuntamiento salinero.
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