Un año más el Mesón El huertano se convirtió, la víspera de Todos los Santo, en un escenario donde primó el terror. Muertos vivientes esqueletos, brujas, demonios, cadáveres corruptos y cualquier ser apocalíptico que se puede imaginar, pulularon mostrando sus heridas abiertas en canal y sangrantes por el túnel del terror que el Mesón El huertano y su maléfico dueño Ramón, prepararon en una trampa casi mortal en la noche de Halloween. Lo único que mereció la pena fueron los manjares con qué pudieron tomar sus últimos alimentos los invitados a tan horrible y desgraciado evento que acabó brindando por la salvación de tanta víctima.
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