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Torrevieja encendió el cielo: música, fuego en una noche para quemar los males

VÍDEO: Pinchando sobre la foto (J. Carrión) / Foto: Juan Carlos García

Torrevieja volvió a vivir su noche más mágica como solo ella sabe hacerlo: con música, fuego y un mar de emociones latiendo al unísono. Cuando apenas faltaba un minuto para que el calendario marcara el día de San Juan, el Paseo Marítimo Juan Aparicio y sus alrededores se convirtieron en un hervidero de almas. Miles de personas se congregaron junto al mar, ocupando cada rincón visible con la mirada clavada en el cielo.

Lo que ocurrió después fue, sencillamente, inolvidable. Un estallido de luz y sonido, un espectáculo piromusical que, según muchos, ya es el más grandioso en la historia de la ciudad. El firmamento se iluminó como si los dioses hubieran decidido bajar a celebrar la noche con nosotros, mientras cada explosión de pólvora danzaba al compás de la música. El aplauso fue unánime. El asombro, generalizado. La Vega Baja entera pareció haberse desplazado a Torrevieja para no perderse este despliegue de arte efímero y sobrecogedor.

Y es que la Noche de San Juan, esa velada donde el fuego purifica y los deseos vuelan entre cenizas y estrellas, no entiende de edades ni de excusas. Allí estaban los adolescentes con los ojos brillantes, los niños boquiabiertos, y también la vecina del cuarto —sí, esa que te cruzas cada mañana en el rellano—, bailando desatada junto al fuego como si el mundo se acabara al amanecer.

Fue una noche para espantar demonios, reales o metafóricos. Para prenderle fuego —aunque fuera simbólico— a la corrupción, a la inflación, a la gasolina que no deja de subir, y a los políticos que no convencen. Una catarsis colectiva con sabor a verano y olor a pólvora, en la que por unas horas todo pareció posible, incluso volver a soñar sin miedo.

Porque en Torrevieja, la música y la pólvora no solo hacen ruido: también sanan.


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