Aun no han pasado cuarenta y ocho horas, desde que el hermoso recinto de las Eras de la Sal, se llenara como en las mejores noches de habaneras, para presenciar de primera mano la capacidad de creación de muestras asociaciones. En una gala donde lo más importante era la unidad de los allí reunidos, me fue entregado el premio “Ciudadano el Año 2013”. En mi breve discurso solo “tuve ojos” para mi familia, pero debéis comprender que era normal, pues a algunos de ellos llevaba meses sin verlos. Pero al mirar un recinto que se encontraba abarrotado, solo pensaban en bajar del escenario y agradeceros uno a uno vuestra presencia. Una presencia vital, pues sin vuestros aplausos, vuestros abrazos y vuestro ánimo no hubiera sido posible. Los nervios y las prisas a veces juegan malas pasadas y en mi, llamémosle discurso, olvide a algunas personas que son en mi vida ejemplo a seguir. Así omití a dos muejres que sin ellas, nunca hubiera estado en el lugar donde estoy. Ellas son en primer lugar, Carmen Muñoz, la bibliotecaria municipal, a la que conocí hace más de cinco años, cuando tras convertirme en un jubilado “prematuro”, encontré entre las paredes de la biblioteca, refugio y causa por la que seguir ilusionado en la vida. No me pidan que recuerde cuando, ni como, fue algo más progresivo que instantáneo, pero que con permiso de mi querido “Toni”, acabo en un “idilio” cultural permanente, fruto del cual nacieron, el Club de Lectura “Ambigú”, el Club de Lectura Infantil “Ambigú Junior” y el Proyecto “Préstame tus ojos”. En segundo lugar, y por orden cronológico, tengo que mencionar a Encarna Hernández Torregrosa. Era Septiembre de 2007 y acabábamos de fundar, varios compañeros de la mano de Vicente Onteniente, la asociación Gaex, para ayudar a aquellos que no encuentran salida a sus adicciones al alcohol, las drogas y el juego, y apareció por el pequeño local que entonces teníamos a hacernos una entrevista. Trabajaba por aquel tiempo en “Torreguía” y no dudó en “ponerme la zancadilla”, para que cada semana aportará un poco de humor a la publicación para la que trabajaba, con mi sección de crónica televisiva en clave cómica, “La caja catódica”. Poco después, aprendí de la mano de esta publicación, y durante casi dos años todos los intríngulis que se requieren para moverme en este mundillo de la información local y tras superar unas diferencias puntuales, decidí fundar lo que hoy es “Objetivo Torrevieja”. Recuerdo que en las mismas fechas y con diferencia de días nacía en nuestra ciudad, otra web, que a la larga sería tan útil como necesaria, era “Proyecto Mastral”, de Rubén Torregrosa y Pablo Samper, siendo el primero de ellos, colaborador en muchas ocasiones de pequeñas cosas, que no por ser pequeñas, dejan de ser imprescindibles.
El martes, sentí que vuestros abrazos, vuestros besos y vuestro cariño, eran puros, “sin aditivos, ni colorantes”, por ello, y como dije en la Gala, esos momentos solo fueron el combustible que alimentará el motor de nuestros espíritus para seguir ofreciendo a Torrevieja lo mejor que tenemos, nuestro tiempo y nuestro corazón. Muchas Gracias.
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