Tras la Solemne Eucaristía que ofició en la tarde de ayer el párroco, José Antonio Gea, participando en la parte musical la Coral “Francisco Vallejos” bajo la dirección de Belén Puente, las nuevas campanas de la torre de de poniente del Templo Arciprestal de la Inmaculada, repicaban por primera vez cuando la patrona de Torrevieja, la Inmaculada Concepción, salía a la calle en su Magna y Solemne Procesión. Pese al cambio drástico de temperatura y un molesto viento que sopló durante todo el acto, el cortejo fue abierto por los “charamiteros”, que interpretaron tradicionales melodías con la dulzaina y el tamboril, tras ellos la Cruz Parroquial y ciriales, seguida del estandarte de la Asociación Hijos de la Inmaculada y la banda de la Sociedad Musical “Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos”, dirigida por Alejandro Gómez.
Precediendo la imagen de la Purísima se abrían dos largas hileras de alumbrantes que contó con la mayor participación de la historia, haciendo gala de una gran solemnidad y organización, contando con el apoyo de los miembros de la Junta Directiva de la Real Asociación Hijos de la Inmaculada.
La Purísima al salir al umbral del Templo Arciprestal, fue recibida a los sones de la “Marcha real”, interpretada por la banda de la Unión Musical Torrevejense, dirigida por Carlos Andrés Ramón. La presidencia eclesiástica estuvo encabezada por deferencia del párroco José Antonio Gea, por el recién ordenado sacerdote y nuevo vicario de la Inmaculada, Fernando Galvañ López, acompañado por los sacerdotes, Manuel Martínez Rocamora, anterior párroco de la Inmaculada; Aurelio Ferrándiz, párroco del Sagrado Corazón; Mariano Martínez, Pedro Paya, anterior vicario, Francisco Miravete, párroco de San Roque y Santa Ana y Carlos Daniel Mejías.
La presidencia civil la ostentó el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, junto a la vice alcaldesa de Torrevieja, Rosario Martínez Chazarra; y la casi totalidad de miembros de la Corporación Municipal, situándose precediendo al trono la Reina de la Sal, Nuria Martí de Oro y sus damas Ana Vidal Martínez e Inés Martínez Conesa
El exorno del nuevo trono de la patrona de Torrevieja, fue una bella composición floral de orquídeas y rosas, obra de la artesana Inmaculada Casamayor de Floristería Carmina. La imagen de la Inmaculada, portaba la aureola de la Coronación de 1966 y la corona imperial que le regaló el modista torrevejense José Mellado en los años 80 y la Cruz de los esmaltes que de la primitiva imagen de Puchil.
Varios fueron los momentos más destacados de la procesión, como la tradicional llegada a las puertas del Casino, donde la Virgen, bendiciendo el mar, fue saludada con el disparo de un espectacular castillo de fuegos artificiales. Después a la llegada de la imagen a las antiguas escuelas graduadas, actual Biblioteca Municipal, la Masa Coral “José Hódar”, dirigida Miguel Guerrero, entonó la emotiva habanera “A mi añoransa” de Cerdán y Vallejos. Una vez comenzó a caminar de nuevo el cortejo, la Hoguera “Molinos del Calvario”, disparó una profusión de fuegos artificiales, así como fue lanzada sobre la imagen una espectacular petalada de flores.
La Magna Procesión concluyó a las puertas del Templo Arciprestal, donde se entonó la “Salve Marinera” y el Himno a la Purísima”, adaptación del “Valencia canta a la Virgen de los Desamparados” del Maestro Serrano, en las voces de los solistas Antonio Martínez Prieto, Víctor Alcañiz, Belén Puente y Nuria Maddaloni, con la Banda de la Unión Musical Torrevejense, dirigida por Carlos Ramón Pérez
El presidente de la Real Asociación de los Hijos de la Inmaculada, Antonio Aniorte, dirigió unas palabras a todos dando las gracias por la acogida dispensada a la patrona, pidiendo que ese fervor no solo sea el del 8 de diciembre sino de todos los días del año. Anunció que los días 14 y 15 de junio, la imagen de la Virgen saldrá una vez más del Templo, para visitar las Parroquias del término municipal que aún no ha visitado, como la Parroquia del Carmen, la del Salvador, San Pedro y San Pablo y el centro de las Hermanas Carmelitas, donde pernoctará la primera jornada, despidiéndose con vivas a la Inmaculada, a Torrevieja.
La Virgen entró en su casa sobre las diez de la noche entre vítores y aplausos, siendo despedida con el Himno Nacional y un sonoro repicar de campanas.
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