Un año más, lució el sol para que familiares y amigos de los que ya nos dejaron, nos acercáramos a los cementerios donde reposan los restos de aquellos que compartieron con nosotros alegrías, pesares y experiencias inolvidables. Como cada año visitamos el cementerio municipal de nuestra ciudad, una necrópolis que cada día crece al mismo ritmo que los barrios del pueblo. A la entrada nos recibe una corona de flores que el Ayuntamiento envía cada año en memoria de sus hijos y a los que han fallecido viviendo con nosotros, procedentes de cualquier parte del mundo.
Por la tarde en memoria de todos los ausente, se rezó el Santo Rosario y se celebró la Misa de Difuntos tradicional, que estuvo presidida por Francisco A. Martínez Miravete, párroco de San Roque y Santa Ana. La Misa a la que asistieron, más de doscientas personas, entre ellos varios concejales de la Corporación Municipal, contó en su parte musical con la pianista, Nataliya Khomyak y el clarinete de Francisco J. Garres.
Se rindió así un homenaje de amor a los que se fueron y un reconocimiento a los que cada año, y con una constancia infinita no dudan en adecentar nuestra última morada, la misma que tarde o temprano también visitaremos nosotros, para siempre.
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