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Torrevieja vivió la noche más triste para la cristiandad

 

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VÍDEO: Cantos y saetas AQUÍ

Jueves Santo se viste de luto, mientras  la oscuridad y el silencio se apoderan de las calles, en la noche más intensa de la Semana Santa torrevejense. Miles de personas revivieron anoche con emoción la muerte de Jesús.
Cristo Crucificado fue recibido en el umbral del Templo de la Inmaculada, por la Cofradía de la Convocatoria dedicó al Crucificado dos obras de canto de extirpe medieval en cuatro voces, cantado en latín por el coro Maestro Casanovas, bajo la dirección de Sabina Martínez Boj. Acompañando con el timbal Manuel Antonio Santa Cruz Rodes, el clarinete José Manuel García Fernández, la campana Roberto Carrillo Mira y el mismo Expedito Vázquez Martínez. Previo a la ejecución de ambas obras se recitaron en castellano por el mismo Expedito Vázquez Martínez.

Primera.

La primera pieza, “Vocatis Nazarenis” , convocando al Nazareno . Es una pieza compuesta por Gema Ruiz Pérez y Expedito Vázquez con letra adaptada en latín por Don Francisco Javier Rodríguez Gerardo, juez del tribunal de la Rota y familiar de Expedito Vázquez.

Dicha pieza compuesta para dejar constancia de un hecho familiar relacionado con Gema Ruiz, donde se describe cómo Dios nos convoca a la muerte a través de la enfermedad, pero obviamente relatada en términos de la crucifixión y muerte de Jesús. En ella se ensalza la figura del ángel alegórico seña de la identidad de la cofradía.

Cada frase era reforzada por un golpe de campana y mientras acompañaban ráfagas de viento a través de un clarinete mediante semicorcheas ascendentes y descendentes.

Lo novedoso de este canto es la adición de voces femeninas que completan el círculo de un canto medieval con una melodía que cala tan solo oírla una vez.

Segunda.

La segunda canción sonará es un nuevo estreno llamado “Et Murtus Est”, del mismo estilo musical y en esta ocasión compuesta por Expedito Vázquez Martínez y letra de Don Francisco Javier, con la intención de dar un paso más en la muerte de Jesús. Es el mismo discernir de Jesucristo hacia las puertas del infierno, literalmente, tras ser raptado por las ánimas dando importancia al triunfo de la muerte sobre la vida.
Se compuso precisamente un canto medieval en la misma tonalidad que la obra anterior, donde las ánimas son representadas mediante semicorcheas en escala descendientes y ascendentes simulando el rapto de Jesús. En este caso cabe destacar que el clarinete representa el trino ronco y estridente de un cuervo que disturba en la melodía y confiere al conjunto un sonar lúgubre, funesto más allá de lo fúnebre. Una osadía de música tradicional que no dejó indiferente a nadie. Lo trascendental de esta pieza es debido a nuevas vivencias, en este caso de un familiar allegado de Expedito Vázquez, de casi 100 años, gran amante de la música y tarareando notas hasta en su dulce óbito . Un hombre de acero que, como Jesús, sucumbe a la muerte. La cofradía ha adoptado esta pieza para engrandecer el momento de la salida del jueves Santo.

Interpretación.

Al pie de la cruz, se interpretó también, un fragmento del Oratorio «Yohanan», sobre el libreto de José Antonio Quesada y música de Aurelio Martínez, a cargo del barítono Antonio Martínez Prieto y la soprano Belén Puente, acompañados de los clarinetes, Alicia Vallejos López y Belén Morena Baena. El instante refleja el momento en el que Jesús muere en la cruz y su Madre acompañada de San Juan llora la ausencia.

Tras este emocionante acto abrió la “Procesión del Silencio” la Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de la Convocatoria, escoltada por penitentes, portando faroles de forja, que albergan una luz triste y monótona.
El paso de María Santísima del Silencio, que desfiló bajo la dirección de su capataza, Silvia del Oro, portado por mujeres en cuyos rostros se albergaba la tristeza. El mimo estuvo escoltado por un numerosos grupo de Manolas y Manolos, pertenecientes a la Casa de Antadalucía “Rafael Alberti”

Cambio.

A las doce de la noche y cuando el primer cortejo penitencial llevaba dos horas en la calle, la Plaza del Calvario, se convirtió en el punto de partida de una nueva representación de la muerte de Cristo. La imagen de la Virgen de la Piedad es una talla policromada, obra de Miguel Ángel Casañ (1988), que representa a una madre, con un rostro desgarrado por el dolor, que sujeta a su hijo inerte, cuyo rostro sereno es la imagen del perdón.
Allí la Coral “Manuel Barberá”, dirigida por Sergey Larkin, cantó un viejo tema imprescindible en la Semana Santa salinera “La pasión de la Tía Tortas”, un canto triste, aunque lleno de esperanza y amor a esa madre dolorida, completando su actuación, al paso de la Piedad, frente al edificio del Palacio de la Música con “¡O Jesu Christi”.

Mientras la primera comitiva se aprestaba a pasar por el más típico rincón del barrio salinero del “Acequión”, el callejón del Turco, esencia de la Semana Santa, donde le espera una rosa, en recuerdo del que fuera uno de los pilares de la Cofradía de Cristo Crucificado y María Santísima del Silencio, Mariano Montesinos, al que se le rinde homenaje cada Jueves Santo la Cofradía, mediante sus capataces, Agustín Martínez Rufete y Nicolás García Villalgordo.
En el balcón de su casa, el gran cantaor Iván Chaskío, entonó dos intensas saetas al paso de los titulares de la Cofradía, y que fueron ofrecías por la Casa de Andalucía “Rafael Alberti” de Torrevieja.

Acompañamiento y respeto.

Tras más de tres horas de deambular por la oscuridad de las calles, ya entrado en Viernes Santo, rodeadas del respetuoso silencio de un público, que este año fue mucho más numeroso que en otras ocasiones, se recogía la procesión del Silencio, mientras una media hora más tarde lo hacía la del Descendimiento de Jesús del Calvario.

La primera de las procesiones, contó con presencia del Párroco de San Roque y Santa Ana, Pedro Payá Giménez, el acalde de Torrevieja, Eduardo Dolón y la vicealcaldesa, Rosario Martínez Chazarra, junto a varios concejales de la Corporación Municipal, acompañando al Presidente de la Junta Mayor de Cofradías, Paco Beltrán y el presidentes y Hermanos Mayores de otras Cofradías.

La procesión del Descendimiento del Calvario fue presidida por el Párroco del Sagrado Corazón, Aurelio Ferrándiz; los concejales Inmaculada Montesinos, Concha Sala, Diana Box y María José Ruiz Inma Montesinos, junto al vicepresidente de la Junta Mayor de Cofradías, Enerteo Gea, así como presidentes y Hermanos Mayores de otras Cofradías.


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