Tres jóvenes torrevejenses vivieron diez meses en EE UU, gracias a los intercambios del Rotary Club
Una de las actividades estrella del Rotary Club, son los intercambios internacionales de sus jóvenes. El pasado curso tres torrevejenses vivieron una aventura de lo mas enriquecedora, a través de ellos, mientras otros tantos chicos norteamericanos hacían lo propio en nuestra ciudad. Los jóvenes han permanecido allí diez meses; desde Septiembre de 2016 a Julio de 2017, cursando el allí llamado “Grado 11”, o el equivalente aquí, 1º de Bachiller. Los beneficiados con este intercambio fueron. Luis López Amorós, de 17 años, que se intercambio con Eli Lonowski. Su destino fue Newport en Oregón. Javier Tovar Andreu, de 17 años, que se intercambió con Julián Blanchard, y que estuvo en Lognmont (Colorado) y Valentín Sandoval Zupel de 16 años, intercambiado con Jack Eggleston y que viajó a South Jordan en Utah.
Entrevistados por este medio, cuentan y no paran de sus vivencia en Estados Unidos, desde como en tan solo diez meses, el avance en el aprendizaje del inglés es extraordinario, a la forma de vida en ese país. Como ellos mismo nos dijeron hay que tener en cuenta que EE UU es un conglomerado de naciones, algunas de costumbres y idiosincrasia que no se parecen unas a otras en nada. Así por ejemplo, Valentín estuvo en el seno de una familia de Utah, “Mormona”, cuya costumbres ancestrales requiere un rigidez de trato y vida difícil de asimilar. Luis que estuvo en el Estado de Oregón también nos habló de los usos horarios y de como a las siete de la mañana comienza la jornada laboral, con un desayuno en el que los cereales son casi la base y se termina la jornada, de forma ininterrumpida, salvo una rápida comida a las cinco de la tarde. Por otro lado entre las muchas anécdotas que nos contaron, esta la relatada por Javier Tovar, que estuvo en el estado de Colorado y que cayó en el seno de una adinerada familia que contaba con varias “mansiones” y de cómo sus costumbres rígidas, como en casi todas las familias americanas, llegaron a tal punto, que una noche que llegó una hora más tarde de la pactado se le retiraron las llaves del domicilio durante un mes. Otro tipo de correctivos por mal comportamiento en algunos casos, consistía en cuidar el césped o limpiar la nieve. Todo ello se contrarrestaba con el cariño y el calor que estos “padres adoptivos”, les han ofrecido durante los meses que han estado allí y que no les han privado de la realización de visitas, excursiones, celebraciones familiares y en algunos casos hasta de recibir algunos regalos cuando les han acompañado a sus compras.
En fin una experiencia inolvidable que el Club Rotary brinda cada año a muchos jóvenes en todo el mundo y que son el orgullo de esta organización.
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