La tradición, la música y la brisa marina se dieron cita en una noche inolvidable que celebra tres décadas de alma torrevejense.
Torrevieja vivió una de sus noches más queridas y mágicas junto al Mediterráneo. La emblemática Noche de Habaneras en la Playa del Cura celebró su 30ª edición, convirtiendo nuevamente la arena en un escenario de emociones, recuerdos y canto compartido. Fue una velada donde la nostalgia navegó entre las olas, los aplausos se mezclaron con el sonido del mar y el público —más numeroso que nunca— se dejó envolver por la belleza de una cita que es ya parte del alma cultural de la ciudad.
Con la luna como testigo y el mar como telón de fondo, la celebración fue presentada por la comunicadora Encarna Hernández, acompañada por representantes del Patronato Municipal de Habaneras y miembros de la corporación local, entre ellos el concejal de Cultura, Antonio Quesada, y el gerente del Patronato, Juan Antonio Manrique. También estuvieron presentes las concejalas Sandra Sánchez, Inmaculada Montesinos, Rosa Cañón y Diana Box, junto a la Reina de la Sal, Nuria Martí, y sus damas Ana Vidal e Inés Martínez. El ambiente fue inmejorable: la Playa del Cura, el paseo y sus alrededores desbordaban ilusión, con familias enteras, grupos de amigos y visitantes encantados por formar parte de esta tradición viva.
Un canto que une generaciones
Treinta años después de su primera edición, la Noche de Habaneras sigue siendo mucho más que un concierto: es un homenaje a la memoria marinera de Torrevieja, a las historias contadas a través de la música, y a ese instante irrepetible en el que las voces se funden con las olas bajo el cielo estival.
Este año, la programación brilló con dos actuaciones memorables:
El Coro Voces Graves Alma Salinera, integrado por voces masculinas provenientes de distintas agrupaciones locales y dirigido por Adrián Vallejos, regaló al público joyas como «Golondrina de Amor» y la emblemática «Torrevieja», del maestro Ricardo Lafuente. Su interpretación fue puro sentimiento, reforzando el carácter emocional y patrimonial del evento.
El Grupo Carey, por su parte, ofreció una propuesta fresca y arriesgada, fusionando las habaneras tradicionales con nuevas sonoridades incluidas en su aclamado trabajo “La Casa Rosa”. La actuación alcanzó uno de sus momentos más altos con la participación especial de la Coral Francisco Vallejos, que acompañó piezas como “La Bella Lola”, haciendo ondear pañuelos blancos en un gesto colectivo que ya es todo un símbolo de identidad torrevejense.
Una noche para recordar
La Playa del Cura se transformó en un gran salón junto al mar. Las mesas improvisadas sobre la arena, las cestas llenas de viandas, los abrazos entre generaciones y las canciones coreadas al unísono convirtieron la velada en una auténtica fiesta del corazón. Una noche que no solo se oyó, sino que se sintió.
Con este 30º aniversario, la Noche de Habaneras reafirma su papel como uno de los eventos más entrañables y representativos de Torrevieja. Una tradición que no envejece, sino que se renueva cada año con el eco de las voces, el vaivén del mar y la complicidad de un pueblo que canta a su historia.
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