Fernando Guardiola
Ayer pasadas las nueve de la mañana, la figura del Pascual Flores se perdía en el horizonte, en su primera singladura con destino Algeciras. Allí estará varado y se pondrá a punto para volver a nuestra ciudad dispuesto a navegar por esos mares de Dios. Como es sabido nunca llueve a gusto de todos, y las primeras críticas no se han hecho esperar. Pero sea cual sea la solución para que el pailebote navegue, siempre será mejor que la de tenerlo “criando caracolillo” amarrado a puerto, como hasta ahora ha estado. Lo cierto y verdad es que en estos años nadie ha hecho una propuesta medio decente para darle uso. Lo extraño es que ahora que parece que se puede llegar a un acuerdo, que no está aun firmado, las soluciones crecen como setas. Veamos pues lo positivo, que en estos momentos es que una pieza fundamental de nuestro patrimonio, va ser habilitado para su navegación, contando para ello con todos los certificados y permisos pertinentes. Lo que venga después ya se verá. Por lo pronto la única idea en firme que existe es la presentada ayer por el alcalde. Esperemos pues su regreso y recibámoslo a su vuelta como el hijo que se va a la mili. Toca esperar y soñar con vientos de esperanza para el Pascual Flores
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