El templo arciprestal de la Inmaculada Concepción, acogió en la mañana de ayer la ceremonia de despedida de un personaje tan entrañable para Torrevieja como lo fue Walter Herzog Cánovas, que nos dijo adiós el pasado sábado en Hellín, cuando tenía 80 años recién cumplidos. La Misa que presidían sus cenizas y un retrato con su impenitente sonrisa, fue oficiada por el Vicario de la Purísima, Pedro Payá, que dedicó unas sentidas palabras a esta persona que durante tantos años, desde su eterna inocencia, nos hizo pasar momentos agradables, que a veces nos hacían olvidarnos por un momento de los problemas terrenales, como cuando día sí y día también, nos cogía la muñeca y señalando el reloj decía aquello de: “¿Tu reló tiene lú?”. Destacaba por su defensa a ultranza de la mujer, y no permitía que nadie se metiera con ellas para nada. Simpático y dicharachero, nunca cansaba a nadie. Pasaba horas dentro de la misma Iglesia, que ayer le despidió, recorriendo los altares de todas las imágenes, a las que conocía y llamaba a cada una por su nombre. Presidieron las exequias su hermana Erika, su cuñado Cristóbal González, junto a algunos amigos íntimos de la familia que sintieron como suya la pérdida de Walter. Tras la Misa, la familia recibió las condolencias de muchos de los asistentes y sus cenizas fueron trasladadas al columbario del Cementerio de Torrevieja donde quedarán para siempre en el pueblo que al que tanto cariño amor dio.
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