Andabamos enfrascados como cada día, en los dimes y diretes de la política, en el quítame allá este IVA o ponme medio punto de inflación, cuando a eso de las seis de las tarde de ayer nos llegó la primavera. Sin previo aviso y por la puerta grande. Ya venía hace unos días dando unos toques a la puerta de la climatología con unas pintadas de sol de ese que “pica” y con unas noches no demasiado frías. Una primavera que nos llega puntual, quizás hasta con un poco de adelanto, ya que tradicionalmente lo hace el día 21, que nos hace girar la cabeza a nuestro alrededor haciéndonos reparar en cosas tan cotidianas que solo con oir el nombre de “primavera” nos hace sentir algo especial. Y eso le ocurrió ayer a nuestro colaborador, Pedro Grimao, que cámara en ristre se acercó al los Parques Aromático y el Molino del Agua y plasmó con su cámara como las flores y las yemas de las ramas eclosionan con fuerza inusitada y la aves e insectos celebraron con su cantarina presencia la llegada de la Estación más hermosa del año. Tan hermosa que los que nacen en ella no cumplen años, sino primaveras. ¿Usted a oído a alguien decir que cumple 30 inviernos? ¿A que no?, pues felicidades a todos porque nacidos o no en estas fechas, vamos “cumpliendo primaveras” mientras en nuestros oídos como por inercia, oímos de fondo la música de Vivaldi alegrando nuestros corazones.
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