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“La Asunción”, historia de una talla

Fernando Guardiola

Álbum, pinchando sobre la foto

En mayo de este año, el escultor e imaginero de Torrevieja Víctor García Villargordo, presentaba el boceto, que Ginés Ortíz, párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón, le había encargado, para que permaneciese en dicho Templo, junto a la imagen del mismo escultor que preside el Altar Mayor. La imagen iba a estar financiada por un donante anónimo y benefactor de la Parroquia.Es entonces cuando me dedico a visitar con frecuencia el taller del imaginero, para ver y fotografiar el hermoso proceso de  transformar unos burdos troncos, en una bellísima imagen policromada de estilo clásico.Ver modelar con la gubia, cada retazo de madera,  y como se van formando manos, dedos, venas, … donde antes no había nada. Ver donde “nacen” rechonchos angelotes, de unos “pegotes” de madera, … es lo más parecido a sentirse testigo de la creación. Cuando la imagen ya estaba tallada, y antes de ensamblar las diferentes piezas en que se habían ejecutado, se depositaron en un hueco realizado en el interior de la nube, dos frascos de cristal. En uno de ellos había tierra del Santuario Mariano de Lourdes, y en el otro agua de la Gruta de Masabielle, del mismo lugar, que la Hospitalidad de Lourdes de Torrevieja, había traído expresamente, al regreso de su peregrinación anual. En el mismo hueco, y siguiendo la típica costumbre de los imageros del siglo XVII, se introdujo un pergamino en el que consta el nombre del autor de la talla, así como el nombre del donante de la misma.Una vez conformada la imagen como tal, se procedió al empastado, para dar una base sólida, donde poder dar color y vida a la imagen.Siguiendo el mismo proceso que ya se usó con la imagen del Sagrado Corazón, la imagen se forró de una patina de pan de oro, por parte del artesano Alfonso Cuadra de Elche.Tras esta operación, llegó el proceso que bajo el “gastronómico” epíteto de “estofado”  – seguirán estando conmigo, como ya me sucedió con la imagen del Sagrado Corazón, que lo primero que les viene a la cabeza es la imagen es al escultor, pelando papas y entre fogones realizando ese sabroso plato de cocina -. Pues no, no se trataba de eso, sino de un proceso por el que tras colorear las diferentes zonas  de la imagen con pintura al agua, sobre el pan de oro, con unos finos punzones de madera, se va “rascando” y dejando al descubierto el oro, formando un airoso ramaje, idéntico al realizado con la imagen del mencionado Sagrado Corazón. Entre los dibujos del “estofado”, se destaca en el dorso de la imagen, el escudo de la ciudad de Torrevieja.  Me explicó Víctor en una de las múltiples visitas, que los colores que le estaba dando a la imagen, rojo y azul, era colores de vida, ya que era una talla que mostraba la alegría del  encuentro de María con su hijo en el cielo. Los aderezos que luce la imagen – pendientes y broche – son donación de la Asociación Hijos de la Inmaculada, y la Corona, realizada en plata por el orfebre valenciano, Vicente David, ha sido un regalo personal del autor de la talla. Espero que las imágenes que ilustran esta pequeña historia sean los suficientemente explícitas para que les haga llegar el mensaje del sentimiento de agradecimiento del que escribe estas líneas para con Víctor, por haberme permitido, durante estos meses, inmiscuirme en su trabajo y su obra, a veces de forma inesperada.

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